La tarea de los padres es:

Dar amor, crecer con fé y dar fuerza para mantener la esperanza.

21 de abril de 2015

¿Por qué Colombia es un modelo educativo para Marruecos?

Una comisión del país africano visitó el Eje Cafetero para conocer el sistema educativo y aplicarlo en sus zonas rurales.


El Ministro de Educación de Marruecos Rachid Belmokhtar reconoció a Colombia como un modelo educativo del cual se pueden tomar herramientas para implementar en su país. Tanto, que envió una comisión para conocer las características de los modelos de educación flexible así como los diversos programas implementados por el gobierno colombiano.

Tanto Marruecos como Colombia tienen condiciones que les permiten comparar sus sistemas educativos y retroalimentarse entre ellos. Los dos tienen un alto índice de población rural, así como también una diversidad cultural importante. De esta forma Marruecos busca encontrar en el caso Colombiano herramientas que le permitan implementar un sistema educativo más apropiado para su región. 

El grupo de marroquíes integrado por seis personas busca conocer más a fondo los programas de bilingüismo, educación superior con alta calidad, excelencia docente, alfabetización y jornada única. De igual manera existen planes presentados por el gobierno Colombiano para la población vulnerable como la Escuela Nueva, que han llamado la atención del país africano. 

El modelo educativo de Escuela Nueva en Colombia es mundialmente conocido y ha sido considerado una innovación de alto impacto. Nació hace 30 años en vista de la poca afluencia de niños de un mismo grado en zonas rurales. A partir de esto surgió la idea del maestro multigrado, es decir, aquel que tiene a cargo varios grados al tiempo. Sin embargo, para garantizar la calidad de los proceso en los niños se crearon guías estándares para que los que ya sabían leer y escribir pudieran ser autónomos en su aprendizaje.

El gobierno marroquí quiere aplicar el modelo de Escuela Nueva en su territorio y por esta razón la comisión se desplazará a Manizales y Supía, Caldas, donde lo han desarrollado en escuelas rurales como Hojas Anchas.


19 de abril de 2015


Comportamiento Humano

Carlos E. ClimentCarlos E. Climent








Carlos E. Climent es médico de la Universidad del Valle y psiquiatra de la Universidad de Harvard. Durante cerca de 30 años trabajó en el Departamento de Psiquiatría de la Universidad del Valle, y durante 20 se desempeñó como miembro del Panel de Expertos en Salud Mental de la Organización Mundial de la Salud, Ginebra, Suiza. Autor de medio centenar de publicaciones científicas y varios libros de divulgación como: 'Lo esencial en psiquiatría', ¿Cómo proteger a su hijo de la droga?´y 'Los Tiranos del Alma'. Actualmente está dedicado al ejercicio clínico de la psiquiatra en Cali y Bogotá y a su labor de difusión de temas del comportamiento humano a través de esta columna en el periódico El País.

Éste trastorno se puede iniciar en la infancia, en forma de conductas caracterizados por actitudes y comportamientos que riñen con las normas establecidas. Y se va confirmando cuando ya de adolescente o adulto joven sigue en una carrera desafiante y autodestructiva que nadie puede detener.
Los padres están saturados de consultar especialistas, sin éxito, pues “el niño” no sólo no se responsabiliza por nada, sino que no acepta normas. No le sirven ni las de la casa, ni las del kínder, ni las del colegio, ni las de la universidad, ni las de la sociedad. Él tiene las suyas propias. En consecuencia no reconoce autoridad alguna. Cuando le llaman la atención se considera una víctima de la injusticia. Y como buen atenido que no respeta a nadie y se cree con derecho a todo, da un portazo y se va.
Los padres llevan años confundidos tratando de explicarse las contrariedades y los problemas sin fin, cada vez de mayor envergadura, ocasionados por el enfermo. Pero él de todos ellos logra salir, porque a última hora invariablemente alguien acude a su rescate.
Como carece de sentimientos, manipula con la frialdad del gran egoísta a quien solo le interesa su propio bienestar, y sigue haciendo de las suyas.
Frente a un caso como el descrito, como no se trata de distanciarse del hijo sino de brindarle la posibilidad de un cambio favorable, las recomendaciones para su manejo incluyen:
*Identificar y aceptar el trastorno. Mucha gente convive con este personaje sabiendo que algo grave le ocurre, pero nadie pone el dedo en la llaga porque resulta doloroso y se anticipa de difícil manejo. Además “el problema” lleva muchos años en los cuáles el enfermo ha domado a todos los seres queridos que lo rodean.
*El primer obstáculo a vencer es aceptar la condición antisocial. Requisito indispensable para confrontar y poner límites.
*Si hay patologías adicionales, como enfermedad bipolar, trastorno “borderline”, o adicciones, se deben tratar.
*Si en esas familias nunca se han puesto límites, hay que realizar un proceso educativo al respecto.
*Si los mayores, en la familia, también trasgreden las normas, carecen de autoridad moral para exigir nada. Esta peculiaridad familiar debe ser señalada con firmeza.
*Es indispensable romper las relaciones simbióticas donde la supuesta autoridad alimenta la enfermedad del hijo y perpetúa el problema.
*No caer en la trampa de los sentimientos de culpa.
*Tener en cuenta que se está frente a campeones del arte de la seducción y el disimulo.
*No seguir encubriendo con el fin de preservar una fachada social mentirosa.
*Señalar la necesidad de un mínimo de consideración y respeto y dejar claros cuáles comportamientos no serán permitidos.
*Recordar que todos los casos son distintos. Algunos son muy difíciles de manejar. En consecuencia, los mecanismos de intervención se diseñan específicamente para cada caso. Pero en todos es necesario definir unos acuerdos con claridad y si las conductas destructivas persisten, armarse de valor y hacerlos cumplir cueste lo que cueste.