La tarea de los padres es:

Dar amor, crecer con fé y dar fuerza para mantener la esperanza.

22 de julio de 2015

ORGANÍZATE,CONCÉNTRATE Y HAZLO

Independientemente de lo que estés tratando de hacer, hay tres pasos importantes que tienes que dar: Organizarte Concentrarte ¡Hacerlo! El problema es que, para los niños, cada uno de estos pasos significa dar muchos pequeños pasos. Pero aprender a darlos es una destreza que te ayudará mucho en la escuela y en la vida. Los niños tienen muchas cosas que hacer en el día y cada una de ellas sigue este proceso de tres pasos. Tomemos como ejemplo el cepillarse los dientes. Organizarse: Significa estar donde debes estar y reunir los materiales necesarios. Para cepillarse los dientes: ir al baño, sacar el cepillo, la pasta de dientes y abrir el grifo. Concentrarse: Significa seguir adelante con la tarea. Los dentistas dicen que hay que cepillarse durante 3 minutos, lo que significa seguir cepillándose aunque escuches una canción buenísima en la radio o recuerdes que querías llamar a tu amigo. Concéntrate y recuerda lo que el dentista te dijo sobre cepillarte desde las encías. ¡Hacerlo! Si llevas a cabo los pasos 1 y 2, el paso 3 se hace casi solo. ¡Hurra, han pasado los 3 minutos y tus dientes están limpios! Hacerlo significa acabar y dar los últimos retoques. Con el cepillado de los dientes, sería: cerrar el grifo, guardar el cepillo y la pasta de dientes y ¡comprobar que no te queda pasta de dientes en la cara! Puede que estés pensando: “Yo sé cepillarme bien los dientes”. En tal caso, eso es excelente porque significa que puedes aplicar esas mismas destrezas en la escuela o a cualquier proyecto que tengas que realizar, como las tareas escolares o limpiar tu habitación. Organízate: Ser organizado es una destreza importante tanto en la escuela como en la vida. Cuando eres muy organizado, puedes concentrarte, en lugar de pasar tiempo buscando cosas como loco y distrayéndote con cosas sin importancia. ¿Qué significa ser organizado? En el trabajo escolar, significa tener un cuaderno o un lugar donde guardar todas tus tareas, y así saber qué tienes que hacer y cuándo. Tener archivadores o carpetas claramente etiquetadas y guardar todas tus tareas escolares en orden y en un lugar específico: es lo principal de la organización. Con tus cosas en casa, ser organizado significa tener un lugar donde ponerlas y guardarlas cuando terminas. Significa colgar tu abrigo en lugar de dejarlo tirado en el piso o echarlo en una silla. Significa guardar la mochila, los zapatos y la ropa interior limpia siempre en los mismos lugares para que sepas dónde encontrarlos en todo momento. La planificación también forma parte de ser organizado. Planificar significa decidir qué vas a hacer y cuándo lo vas a hacer. Los calendarios, las listas y los horarios pueden ayudarte a planificar. Puedes comprar o dibujar un calendario y tenerlo cerca de tu área de trabajo. Sería conveniente elaborar un horario o una lista de cosas que hacer. Mirar la lista te puede ayudar a saber qué necesitas hacer. Añade cosas cuando te den tareas nuevas y márcalas cuando las hayas terminado. Utiliza la lista para decidir qué es lo más importante y empieza por ahí. Si tienes que hacer un gran proyecto, escribe la fecha de entrega en tu calendario. Pero no esperes hasta poco antes para comenzar el proyecto. Escríbelo en tu lista de cosas que hacer o en tu calendario con semanas de antelación (¡esto se le llama planificar con tiempo!) De esa forma, no esperarás hasta el último minuto. Trabaja en un gran proyecto un ratito cada vez. Eso no solo te producirá menos estrés, sino que también te llevará a realizar un mejor trabajo. Tus maestras saben cuándo has trabajado y cuidado tus tareas, y cuándo las has hecho deprisa y corriendo justo antes de entregarlas. Necesita un poco de esfuerzo extra para organizarte a ti mismo y tus cosas. Pero una vez te has organizado, te sientes muy bien. Cuanto menos tiempo pases buscando cosas por todas partes o poniéndote nervioso por las tareas, más tiempo tendrás para cosas mejores, como leer un buen libro o jugar. Protege tu entorno: Aire limpio, agua limpia... ¿área de trabajo limpia? Sí. Las dos primeras contribuyen a un planeta sano. La última crea hábitos de trabajo saludables. Es mejor disponer de un escritorio o una mesa que puedas usar siempre para hacer los deberes. Si asocias ese entorno al trabajo, puedes concentrarte más rápidamente. (Por eso no es buena idea hacer los deberes en la cama; asocias ese entorno con dormir, ¡no con aprender!) Ten tu área de trabajo bien surtida de plumas, lápices, cuadernos y libros de texto; cualquier cosa que necesites para hacer tus tareas. Si utilizas la mesa de la cocina u otro espacio que no sea siempre tuyo, considera la posibilidad de crear una “caja de trabajo”, en la que puedas guardar papel, plumas, libros y otros materiales de forma que no tengas que buscarlos por todas partes cuando la mesa esté despejada. Así, puedes agarrar la caja y voilà: área de trabajo instantánea. Dondequiera que trabajes, trata de asegurarte de que no vas a distraerte. Apaga la televisión, el celular, desconecta la Internet y cualquier dispositivo de mensajería instantánea. ¿Crees que puedes ver la televisión y leer el libro de Ciencias? Piénsalo bien. Es menos probable que recuerdes la información que lees cuando parte de tu atención está en otra cosa. Si tienes hermanos o familiares ruidosos, pídeles amablemente que se vayan a otro sitio. Si no se van o no se tranquilizan, busca un lugar más tranquilo. Concentrarse En casa Una vez que has creado el entorno adecuado para hacer los deberes, tienes que concentrarte, ser perseverante y hacer el trabajo. ¿No sabes cómo seguir? ¿Necesitas descansar un minuto? Hazlo lejos de tu mesa de trabajo. Ve a por un vaso de agua o date un paseíto (¡pero vuelve en seguida!). No enciendas la televisión o empieces a leer tu email; es probable que esas tareas terminen absorbiéndote. No dejes de pensar en el premio: una tarea acabada. Para concentrarte, habla contigo mismo durante el trabajo. Pregúntate: “¿Qué tengo que hacer ahora?” y contéstate. Quizás respondas: “Bueno, tengo que hacer el siguiente problema de matemáticas. Vamos a ver... Voy por el número 5. Empezaré leyendo el problema para mí mismo”. Luego, hazlo. Pregúntate: “¿Y ahora qué hago?” Después, vuelve a contestarte. “Bien, tengo que averiguar cuál es la mitad de 46”. Y, ahora, ¿qué? “Pues escribo 46 y lo divido por 2”. Entonces, hazlo. Entiendes, ¿no? Habla contigo mismo mientras tratas de hacer algo, paso a paso, como si fueras la maestra. Esto te ayuda a concentrarte en el trabajo. ¡No te des por vencido! Ya casi lo consigues. (¡No olvides decirte eso a ti mismo!) Podrías estar preguntándote: “Pero, ¿cómo me concentro cuando estoy limpiando mi habitación o haciendo algo que mis padres me han pedido que haga?” Para concentrarse en cualquier trabajo, habla contigo mismo mientras lo haces. Si estás limpiando tu habitación, pregúntate: “¿Qué me dijo mi mamá que hiciera?” Respuesta: “Oh, sí, que limpie mi habitación”. Pregúntate: “¿Por dónde empiezo?” Tu posible respuesta: “Supongo que recogeré toda la ropa del suelo”. Luego, hazlo. Ahora... supongamos que bajo los pantalones de mezclilla que acabas de recoger, encuentras ese CD que has estado buscando por todas partes. Decides escucharlo y, antes de que te des cuenta, estás cantando con tu micrófono de juguete. ¿Aún concentrado? ¡Huy! Ya te distrajiste. Pregúntate: “Un momento, ¿qué se supone que debo estar haciendo ahora?” Respuesta: “Oh, sí, recoger mi ropa”. Entonces, vuelve al trabajo. Después de recoger toda la ropa, pregúntate: “¿Qué debería hacer ahora?” Posible respuesta: “Haré la cama”. Entonces, hazla. Sigue hablando contigo mismo hasta que la habitación esté limpia. Observa cómo estás progresando y dite a ti mismo: “Lo estoy haciendo muy bien. Mi mamá estará contenta (y, quizás, ¡sorprendida!)”. En la escuela Puede ser difícil concentrarse todo el día en la escuela. Pero, afortunadamente, las asignaturas cambian y no tienes que concentrarte en lo mismo todo el día. Cada asignatura dura solo un rato, así que necesitas concentrarte durante breves períodos de tiempo. Normalmente, dispones de un pequeño descanso mientras cambias de libros o materiales para la siguiente asignatura. En la escuela, si te pones a pensar en otra cosa (¡o te viene sueño!) mientras estás escuchando a la maestra o trabajando en tu sitio, quizás necesites cambiar de postura para estar más cómodo. Respira hondo, o levántate y estírate (cuando tu maestra diga que puedes) para estar a tono con lo que se está diciendo. Para concentrarte en el trabajo, habla contigo mismo mientras lo haces. Hazte preguntas sobre lo que tienes que hacer, después respóndelas y sigue los pasos necesarios. Ve paso a paso hasta que termines. Si el trabajo es difícil, no te des por vencido. Inténtalo de verdad o pide ayuda. Posponerlo o entretenerte no te ayudará a aprender, y no hará más fácil tu trabajo. Desafía a tu cerebro... ¡es un buen ejercicio! Cuando no entiendas algo o no sepas cómo hacerlo, pide ayuda a la maestra. Si no lo haces, tu mente empezará a divagar y, antes de que te des cuenta, estarás en el país de las maravillas. En lugar de eso, haz una pregunta y presta atención a la respuesta. Si sigues en la confusión, habla con tu maestra después de clase. Soñar despierto: No hay nada malo en tener una buena imaginación, a menos que te domine en el momento equivocado, como en mitad de una clase. Si las ensoñaciones desordenan tu mente, busca una forma de canalizarlas en el momento del día más adecuado: después de clase. Podrías empezar a escribir tus ensoñaciones en un diario al final del día. Así no estarás desactivándolas, tan solo posponiéndolas hasta un poco más tarde. Si no te gusta escribir, prueba a pintar, construir o busca otras formas de dejar fluir tu creatividad. Vecinos ruidosos: Si tus compañeros te distraen, pídeles amablemente que dejen de hablar. ¿Eres tú el parlanchín? Guarda la charla para la hora del almuerzo o para el recreo. Si sigues distraído, quizás haya algo que la maestra pueda hacer para ayudarte. ¡Hacerlo! ¿Qué es mejor que ser organizado y estar concentrado? ¡Haber terminado! No solo te alegrará saber que has hecho bien, sino que tienes algo porqué sentirte orgulloso. Prosigue hasta que esté todo hecho, y no te rindas cuando vayas por la mitad. Asegúrate de que tu tarea está limpia y bien hecha. Revisa tu trabajo por si hay algún error. Corrige cualquier error que encuentres. Si se trata de un proyecto o el resumen de un libro, dale los últimos retoques. Cuando hayas terminado parte de los deberes, marcarlo acabado en tu lista de tareas puede darte una agradable sensación. Cuando hayas terminado todos tus deberes, te queda una cosa más: tienes que llevarlos a la escuela. ¡No sirve de mucho dejarte la tarea en el escritorio! Para estar seguro de que estás preparado para ir a la escuela, revisa tu mochila. Asegúrate de que tu nombre esté en la tarea, de que la tarea esté en un lugar seguro (como una carpeta), de que la carpeta esté en tu mochila y de que tu mochila no se quede en el auto o en el autobús. Trabajaste mucho, ¡mereces que se te reconozca el mérito! Con las tareas domésticas, hacerlas significa perseverar hasta terminar todo el trabajo. Cuando creas que has terminado (o casi), echa un vistazo a la habitación por si se te olvidó recoger algo. ¿La cama hecha? Compruébalo. ¿Los zapatos guardados? Compruébalo. ¿La ropa sucia en la cesta apropiada? Compruébalo. ¿La ropa limpia en el cajón? Compruébalo. ¿Los juguetes y los libros en su sitio? Compruébalo. Si tu trabajo es darle de comer al perro, no has terminado del todo hasta que le hayas servido la sabrosa comida para perros. Hacer el trabajo significa tirar la lata de comida vacía a la basura, enjuagar la cuchara y ponerla en el fregadero. O si estás poniendo la mesa para comer, no te detengas después de poner solo los platos. Haz todo el trabajo y coloca también los utensilios y las servilletas. No te olvides de los vasos. Oh, sí, ¿y la sal y la pimienta? ¿Se necesita algo más en la mesa? En cualquier cosa que hagas, hacerlo significa terminar lo que empiezas, hacer un buen trabajo y revisarlo. Ah, y otra cosa importante: dedica un momento a admirar el trabajo que has realizado. Mereces estar orgulloso. ¡Buen trabajo! Ayuda de los adultos: Cuando estás intentando aprender estas destrezas, necesitarás ayuda de tus padres y de otros adultos, como los maestros. Pero el secreto está en entender que no es bueno que ellos hagan tu trabajo. Algún día, serás mayor ―e irás a la secundaria o a la universidad― y tendrás que hacer las cosas sin ayuda. Aquí tienes dos listas. Una, con ejemplos de cosas para las que puedes pedir ayuda a los mayores. La otra es una lista de cosas que los mayores no deberían hacer por ti. Los adultos y los maestros deberían: enseñarte cosas nuevas; responder a tus preguntas sobre lo que has aprendido o sobre la tarea; proporcionarte un entorno tranquilo donde puedas concentrarte; proporcionarte los materiales necesarios para que puedas hacer el trabajo; revisar tu trabajo y ayudarte a corregir los errores; darte consejos prácticos sobre cómo organizarte y concentrarte; ayudarte a decidir dónde guardar las cosas en tu habitación; darte trabajos domésticos adecuados para niños; dejar que les ayudes en el salón de clase y en casa. Los adultos y los maestros no deberían: darte las respuestas a las preguntas de los deberes; hacer partes importantes de la tarea por ti, como investigar o escribir; corregir los errores; organizarte el trabajo, la mochila o el armario; tener que recordarte mil veces que hagas las cosas que se supone que debes hacer; limpiar tu habitación (¡lo siento!) A medida que creces, tendrás que responsabilizarte cada vez más de tu propio trabajo. Si prestas atención a la forma en que tus padres y maestros te guían cuando haces la tarea, sabrás hacerla sin ayuda cuando llegue el momento, que será pronto. Las buenas notas no son el único beneficio. Cuantas más tareas hagas bien sin ayuda, te sentirás mejor. Esto también se aplica a las cosas que estás aprendiendo a hacer en casa. A veces, los estudiantes tardan mucho en empezar a trabajar, posponen los deberes o tienen problemas en concentrarse porque no entienden lo que se supone que deben hacer o porque creen que no pueden hacerlo bien. Para eso necesitas la ayuda de tus maestros y de tus padres. Es normal preocuparse por lo que pasará si repruebas, pero intenta confiar en ti mismo y dar lo mejor.

''CINCO PASOS PARA HACER MEJOR LA LETRA.''

1.Coge correctamente el lápiz. Prueba esto: sostén el lápiz por el extremo superior, cerca de la goma, e intenta escribir tu nombre. ¿Difícil, eh? Pero, si coges el lápiz de la forma correcta, escribir te resultará mucho más fácil. La mejor forma de coger un lápiz o un bolígrafo es dejándolo reposar cerca de la base del dedo pulgar. Sostenlo en su sitio utilizando los dedos pulgar, índice y medio. Observa atentamente la foto. 2. Deja que los renglones te guíen ¡El papel con renglones es tu mejor aliado! Los renglones te pueden ayudar a hacer letras del tamaño y las proporciones adecuadas. Por proporción, entendemos que una cosa es del tamaño adecuado en comparación con otra. De modo que tu "a" minúscula debería ser la mitad de tu "A" mayúscula. Asegúrate de llenar completamente cada uno de los renglones. Las letras mayúsculas deberían ocupar desde la parte inferior del renglón hasta la parte superior. Los renglones también ayudan a enderezar las letras, en vez de inclinarlas demasiado hacia un lado o hacia el otro. Si no dispones de renglones, como cuando estás montando un póster, puedes utilizar una regla y un lápiz suave para hacer varias líneas a fin de que el título sea del tamaño adecuado y quede perfectamente recto. 3. Baja el ritmo Si tu letra es difícil de entender o borras demasiado, prueba ir un poco más despacio. A algunos niños, el hecho de ir más lentos les ayuda a solucionar el problema. Cuando te aceleras, te cuesta mucho controlar donde acabas y empiezas las letras, y cometes muchos más errores. ¿Has borrado tan fuerte alguna vez que has acabado haciendo un agujero en el papel? ¡Es horroroso! 4. No aprietes tanto Algunos niños aprietan mucho cuando escriben. Esto dificulta mucho hacer las líneas suaves necesarias para escribir bien, sobre todo cuando se escriben letras ligeramente orientadas hacia la derecha. Intenta tomarte las cosas con más calma, no cojas el lápiz con tanta fuerza y trata de que el lápiz deje una marca en el papel sin necesidad de atravesarlo. ¡Además, así romperás menos puntas de lápiz! 5. Simplemente, juega ¿Cómo puede ser? Sí, lo has oído bien. Los juegos pueden mejorar tu letra. Multitud de juegos requieren escribir o hacer dibujos. O sea que, a pesar de que no puedan considerarse como deberes escolares oficiales, esos juegos te permitirán utilizar algunas habilidades necesarias para controlar mejor el lápiz. En lo que se refiere al control fino del movimiento de las manos, prueba juegos manuales de equilibrio (como el de los palillos o hacer montajes alineando fichas de dominó). Y, si quieres fortalecer los músculos que utilizas para escribir, también lo puedes hacer practicando juegos de mesa. ¿Cómo? Utiliza unas pinzas en vez de directamente los dedos para coger tu pieza y moverla sobre la mesa o el tablero. Después del juego de mesa, ¿qué tal un juego imaginativo? Simula que eres una estrella de cine o un atleta famoso. ¿Qué tendrás que hacer cuando tus seguidores se concentran para saludarte? Darles un autógrafo, ¡por supuesto!

20 de julio de 2015

TIPS PARA MEJORAR ATENCION Y APRENDIZAJE




Actualmente muchos niños y niñas son remitidos a consulta por sus maestros, quiénes solicitan a los padres que los evalúen, puesto que "tienen problemas de atención".

Por un lado, los docentes manifiestan: "El niño se distrae constantemente (...) no presta atención a lo que le digo (...) cuando le hablamos está mirando a otro lado (...) se olvida de hacer las tareas que se le deja para casa"; mientras que los padres señalan: "Mi hijo se olvida los útiles en el colegio (...) cuando se le manda a hacer algo se demora (...) es muy distraído (...) pierde cosas (...) no le gusta hacer tareas difíciles (...) ha bajado en sus notas".


Pero, ¿qué es la atención y cuando consideramos que es un problema?, ¿cómo podemos mejorar la atención en clase? Antes de facilitar los tips, es importante conocer algunos conceptos que permitirán una mejor caracterización de los problemas y corregirlos.


Veamos, la atención desempeña un papel importante en diferentes aspectos de la vida de las personas, constituyendo la capacidad de aplicar voluntariamente el entendimiento a un objetivo, tenerlo en cuenta o en consideración. Tal es así que Kolb & Wishaw (2009) indican que es una propiedad del sistema nervioso que dirige las acciones complejas del cuerpo y del encéfalo, siendo la base del entendimiento y de la acción (Gil, 2007). De otro lado, durante mucho tiempo el proceso de atención no se definía de manera precisa, ya que en contraste con la memoria, la percepción y el pensamiento, la atención no tenía un producto propio y sólo servía como fondo para la realización exitosa de todos los demás procesos psicológicos (Quintanar & Solovieva, 2004). Sin embargo, lo que ahora conocemos de atención es basto, ya que no es un concepto único, sino el nombre atribuido a una variedad de fenómenos determinados por una serie de variablesexternas (potencia, cambio tamaño, contraste, repetición y movimiento del estímulo) como internas(emoción, estado orgánico, intereses, sugestión social y curso del pensamiento) que favorecen de manera positiva o negativa para que se lleve a cabo una tarea, se pierda el interés o simplemente no se cumpla con una actividad.
Según Orjales (1999) y López-Ibor & Valdés (2002), podríamos estar hablando de un problema de atención cuando el niño cumple con seis o más de los siguientes criterios:
A menudo:

  • No presta atención suficiente a los detalles o incurre en errores por descuido en las tareas escolares o en otras actividades
  • Tiene dificultades para mantener la atención en tareas o actividades lúdicas.
  • Parece no escuchar cuando se le habla directamente.
  • No sigue instrucciones y/o finaliza tareas escolares, encargos u obligaciones (no se debe a comportamientos negativistas o a incapacidad para comprender instrucciones).
  • Tiene dificultades para organizar tareas y actividades.
  • Evita, le disgusta o es renuente en cuanto a dedicarse a tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido (como trabajos escolares o domésticos).
  • Extravía objetos necesarios para tareas o actividades (ej. juguetes, ejercicios escolares, lápices, libros o herramientas).
  • Se distrae fácilmente por estímulos irrelevantes.
  • Es descuidado en las actividades diarias.
Además de todo lo mencionado anteriormente, también es factible encontrar que los padres y profesores reporten: problemas académicos, un bajo rendimiento escolar y en algunos casos problemas de aprendizaje asociados al déficit de atención; por lo que requerirán de atención tanto psicológica como apoyo de los docentes (Echavarría, 2012).
Las siguientes sugerencias están dirigidas a profesores y padres con niños de cualquier edad; claro está que algunas serán más y mejor apropiadas para niños pequeños y otras para mayores. En general nos ayudará:

  • Priorizar el uso de reforzamiento positivo y la anticipación, de tal manera que se minimice la aparición de conductas oposicionistas, por ejemplo dar la siguiente indicación para toda el aula evitando el dirigirse sólo a un determinado niño: "Quién termine todas sus tareas hoy, podrá salir al recreo o recibir un premio".
  • Preferiblemente utilizar premios en lugar de castigos, con el fin de que el niño sienta al colegio y al domicilio como lugares de referencia donde se le aprecie, quiera y se le enseñe.
  • Las actividades de los niños deben tener una secuencia, ya que por lo general suelen mostrar una falta de organización, por ello es pertinente que tengan a la mano recordatorios o una lista de referencia de lo que tienen que hacer.
  • Después de las reglas que se le han asignado, hacer que ellos las escriban y las entiendan, ya que los niños establecen confianza en la medida en que saben qué se espera de ellos.
  • Determinar límites y normas claras de trabajo en aula, recordándoselos diaria y preventivamente, por lo menos en cuatro momentos de la jornada escolar: Al comenzar el día de trabajo; antes de salir al recreo; al regresar del recreo o antes de iniciar las actividades de salida.
  • En el aula, se deberá de plantear normas para todo el salón, no sólo para aquel niño que presente dificultades de atención. Por ejemplo mencionar: "Quién se pare de su sitio, se quedará diez minutos más a la hora de salida", "Quién no culmine de copiar lo que esta en la pizarra, se quedará diez minutos más a la hora de salida", etc.
  • Retirar la atención ante las conductas inadecuadas que presente y reforzar con atención el buen comportamiento; es decir, si el niño se levanta de su asiento, se le debe de ignorar; por el contrario deberá de acercarse a su sitio a mirarlo y apoyarlo amigablemente cuando él se encuentre trabajando.
  • Modificar las condiciones del ambiente del aula para favorecer la concentración en clase, es decir cambios en el espacio, la distribución y/o localización de los pupitres, etc. Por ejemplo:

    • El niño debe tener la posibilidad de trabajar solo en una carpeta aislado cuando necesite realizar tareas que requieran concentración.
    • Colocar al menor en la silla de adelante, ya que al tenerlo en primera fila, facilitará a que tenga una mejor visibilidad y menos distractores.
    • Nombrar al niño como el encargado de cerrar la puerta del salón a la hora del recreo, ello puede evitar que empuje a los compañeros para ser el primero en salir ya que forzosamente él será el último en salir.
    • Evitar que lleve al colegio estuches sofisticados o algunos otros materiales, puesto que ello ayudará a reducir la distracción.
    • Limitar la decoración del aula: posters, láminas, figuras, fotos o cualquier estímulo gráfico que pueda disminuir la atención del menor a la clase.

  • Reconocer al niño en público cuando logre mantenerse durante un tiempo prolongado en su sitio, esto puede ser a través de comentarios positivos en toda la clase o hacerle un comentario en privado.
  • Hacer un calendario de actividades tan predecible como sea posible, colocándolo en la pared de la clase o en el pupitre del niño, con el fin de organizar sus actividades y que las puedan recordar.

  • Valorar más la calidad de las tareas realizadas que la cantidad, ya que los niños con falta de atención frecuentemente necesitan una carga de tareas reducida y esto se irá ampliando a medida a que ellos vayan aprendiendo.

  • Supervisar y chequear los progresos frecuentemente, ya que los niños que tiene dificultades de atención suelen beneficiarse enormemente de "feed-back", ya que los mantiene motivados y van sabiendo qué se espera de ellos y si vienen alcanzando sus metas.

  • Se sabe que las actividades largas agotan rápidamente a aquellos menores que presentan déficit de atención y suelen mostrar respuestas emocionales tales como: "Yo nunca seré capaz de hacer esto (...) no puedo hacerlo (...) no sé (...) esto es difícil?, por lo que será necesario dividir las actividades largas en varias actividades cortas y por lo tanto el niño dejará la sensación de estar agotado y en el caso de los niños pequeños puede evitar "la aparición de pataletas" que son base de la frustración anticipada.
  • Siendo la memoria un problema frecuente en estos niños, es imprescindible enseñarles algunos "trucos", como: claves, ritmos, códigos y similares pueden ayudar a incrementar la capacidad mnésica.
  • Reducir las instrucciones y las posibilidades de elección mediante uso de un lenguaje más simple, puesto que esto nos asegurará una mayor posibilidad de que comprenda el mensaje. Sin embargo, si es necesario, se le deberá explicar de varias maneras diferentes y formas que llamen su atención, hasta asegurarnos que nos comprendió.
  • Los niños con falta de atención, no tiene idea de cómo se encuentran o cómo se han estado comportado, por ello, debemos tratar de brindarle información de forma constructiva con preguntas tales como: "¿sabes lo que acabas de hacer?, ¿cómo crees tú que pudieras haber dicho eso en otra forma?, ¿por qué crees que aquella niña, mamá, jovencita o la señorita se ha puesto triste cuando tú le dices lo que estás diciendo?".
  • Enseñar destrezas y generar habilidades para resolver exámenes, puesto que los niños presentan dificultades en cualquier tarea que requiera planificación y más en una que le resulte estresante o frustrante.
  • Intentar tener un cuaderno o agenda de comunicación hogar-escuela, ya que esto puede ayudar con la comunicación diaria entres maestros y padres; además, podría evitar "desencuentros" de las reuniones, contribuiría con el "feed-back" que los niños necesitan y serviría como medio para conocer progresos o momentos de mayor dificultad y analizar las causas.
  • En lo posible evitar aquellas situaciones que el niño con falta de atención no puede controlar, por ejemplo que no esté mucho tiempo inactivo, evitando situaciones en donde tenga que esperar ya que dedicaría a incordiar.
  • La escritura a mano es difícil para muchos de estos niños, por lo que será necesario considerar el desarrollo de alternativas ocasionales o como refuerzo al medio oral o el empleo del teclado de la computadora.
  • Los premios y/o recompensas deberán de aplicarse de forma inmediata a lo que deseamos reforzar y deben ser posibles, fáciles y disponibles de inmediato; esto dará un buen resultado, especialmente con niños pequeños, al asociar el premio a la conducta que deseamos.
Por último, debemos tener en cuenta que el niño con falta de atención presenta una dificultad, por lo que su comportamiento no lo puede controlar, por lo que será necesario comprenderlo y sobre todo tener paciencia, mucha paciencia.
Si en caso los padres o profesores no logren manejar estas dificultades, será pertinente que soliciten la consejería y apoyo de un profesional especializado.