Está bien documentado en la literatura científica que el tocar un instrumento musical se asocia con una mejora en el aprendizaje, la memoria y habilidades cognitivas. Sin embargo, hasta el momento, ninguna investigación había examinado el efecto que escuchar música, en lugar de tocarla, tiene en nuestra capacidad de aprender.
Recientemente, un grupo de investigadores finlandeses descubrió que el escuchar música clásica tiene un efecto en los perfiles de expresión génica en individuos con y sin experiencia musical.
En particular, los investigadores notaron que, “… el escuchar música clásica mejora la actividad de los genes implicados en la secreción de dopa-mina, la neurotransmisor sináptica, el aprendizaje y la memoria, y el regulado los genes que median la neurodegeneración”.
Además, los investigadores descubrieron que el escuchar música clásica tenía un efecto sobre el gen de riesgo para la enfermedad de Parkinson. Escuchar música clásica, como Concierto No. 3, de Wolfgang Amadeus Mozart, en sol mayor que dura 20 minutos, inhibía la expresión de genes asociados con la neurodegeneración. Sin embargo, este efecto sólo se mostró en participantes musicalmente experimentados.
Los investigadores creen que este efecto sólo se hizo evidente en participantes con experiencia musical debido a la familiaridad y conocimiento de la estructura musical.
En el estudio, los investigadores reclutaron a 48 personas, de entre 18 y 73 años de edad, que tenían o formación musical o experiencia educativa. Tomaron muestras de sangre de los participantes antes y después de escuchar el Concierto de violín de Mozart.
Un grupo control de individuos sin experiencia musical también participó en el estudio.
Se les aconsejó que evitaran hacer ejercicio físico extenuante o que escucharan música el día previo al estudio. El estudio de control se realizó en un ambiente “libre de música” en el que los participantes pudieron conversar, leer una revista o caminar al aire libre durante los 20 minutos. También se les extrajeron muestras de sangre antes y después de la actividad.
Los resultados contribuyen a que se tenga un mejor entendimiento de la importancia de la formación musical en la función cerebral y el aprendizaje.
Aunque se encontraron efectos positivos tanto en los participantes musicalmente experimentados como en los que carecían de tal experiencia, los que tenían formación musical previa mostraron tener el beneficio adicional de protección contra la neurodegeneración.
Así que, padres, puede que quieran inscribir a sus hijos en clases de formación musical y escuchar a Mozart y Beethoven de camino a la escuela; sin duda no parece hacer daño.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario