La tarea de los padres es:

Dar amor, crecer con fé y dar fuerza para mantener la esperanza.

3 de enero de 2016

ELECCIÓN DE JUGUETES SEGUROS.

Cada año, llegan a las tiendas cientos de juguetes nuevos que se agregan a los millones ya existentes en el mercado. Los juguetes deben ser divertidos y cumplir una función importante en el desarrollo de los niños. Pero todos los años, son muchos los niños que reciben tratamiento en las salas de emergencia de los hospitales debido a lesiones relacionadas con el uso de juguetes. Uno de los riesgos es atragantarse, particularmente para niños de hasta 3 años porque en esas edades suelen llevarse los objetos a la boca.

Los fabricantes siguen ciertas pautas y clasifican la mayoría de los nuevos juguetes de acuerdo a grupos de edades. Pero, probablemente, lo más importante que puede hacer un padre es supervisar el juego.

La Comisión para la Seguridad de los Productos de Consumo de los Estados Unidos (CPSC, por su sigla en inglés) reglamenta y monitorea estrictamente los juguetes. Desde el año 1995, cualquier juguete fabricado en los Estados Unidos (o importado al país) debe cumplir con las normas de la CPSC.
Aquí incluimos algunas pautas generales para recordar al comprar juguetes:
  • Los juguetes de tela deben contar con una etiqueta que indique que son resistentes a las llamas, o que las retardan.
  • Los juguetes de peluche deben ser lavables.
  • La pintura de los juguetes no debe contener plomo.
  • Los materiales para actividades manuales y artísticas no deben ser tóxicos.
  • Los crayones y las pinturas deben indicar en el envase que cumplen con la norma ASTM D-4236. Esto significa que han sido evaluados por la American Society for Testing and Materials(ASTM).
Evite los juguetes viejos, incluso los que los amigos o la familia le pasan. Tal vez estos juguetes tengan un valor sentimental y, con seguridad, le resultarán económicos, pero es muy probable que no cumplan con las normas de seguridad actuales y es posible que estén tan gastados que podrían romperse y volverse peligrosos.

Y asegúrese de que los juguetes no sean demasiado ruidosos para su hijo. El ruido de algunos sonajeros, juguetes para oprimir, musicales o electrónicos puede ser tan elevado como el de una bocina de automóvil (o incluso más fuerte si el niño lo coloca directamente sobre los oídos) y puede dañar la audición.

Juguetes adecuados para cada edad

Lea siempre las etiquetas para asegurarse de que el juguete es adecuado para la edad del niño. Las pautas publicadas por la CPSC y otros grupos pueden ser útiles para tomar esas decisiones de compra. Aun así, utilice su propio juicio y tenga en cuenta el temperamento, los hábitos y el comportamiento de su hijo cada vez que adquiera un nuevo juguete.

Tal vez crea que un niño avanzado, en comparación con sus pares, puede manipular juguetes para niños mayores. Pero los niveles de edades de los juguetes se determinan de acuerdo con factores de seguridad, no según la inteligencia o la madurez del niño.
Aquí incluimos algunas pautas específicas para cada edad que usted puede tener en cuenta:

Para bebés, niños que ya caminan y niños en edad preescolar

  • Los juguetes deben ser lo suficientemente grandes - por lo menos 1¼ pulgada (3 centímetros) de diámetro y 2¼ pulgadas (6 centímetros) de longitud - de manera que no se puedan tragar o queden atascados en la tráquea. Puede adquirir un tubo de prueba para determinar si el juguete es muy pequeño. Estos equipos son tubos diseñados con aproximadamente el mismo diámetro que la tráquea de un niño. Si un objeto cabe dentro del tubo, es demasiado pequeño para el niño. Si no puede conseguir uno de estos productos, puede utilizar el tubo interior del rollo de papel higiénico.
  • Evite las canicas, las monedas, las pelotas y los juegos con pelotas de un diámetro inferior a 1,75 pulg. (4,4 cm) ya que pueden quedar atascados en la garganta, arriba de la tráquea, e impedir la respiración normal.
  • Los juguetes que funcionan a baterías, deben contar con receptáculos para baterías que se cierren con tornillos, de manera que los niños no los puedan abrir. Las baterías, y los líquidos que puedan derramar estas baterías, presentan un gran peligro para el niño. Entre estos peligros se encuentran la asfixia, los sangrados internos y las quemaduras por productos químicos.
  • Cuando verifique la seguridad del juguete para un bebé o un niño pequeño que ya camina, asegúrese de que sea irrompible y lo suficientemente fuerte para resistir las mordidas. Además, asegúrese de que no tenga lo siguiente:
    • bordes filosos o piezas pequeñas como ojos, ruedas o botones que se puedan desprender.
    • puntas pequeñas que al introducirse en la boca puedan llegar a la garganta del niño.
    • cintas, hilos o cordones de más de 7 pulgadas (18 centímetros).
    • piezas que puedan pellizcar los pequeños dedos del niño.
  • La mayor parte de los rodados pueden utilizarse una vez que el niño es capaz de sentarse correctamente sin ayuda - pero lea las recomendaciones del fabricante. Los juguetes con ruedas, como los caballos que se balancean o los carritos, vienen con cinturones o cintas de seguridad y son lo suficientemente estables y seguros para evitar que se volteen.
  • Los juguetes de peluche y otros juguetes que se venden o que se regalan en las ferias ambulantes, o en las máquinas expendedoras, no están obligados a pasar ninguna prueba de seguridad. Observe con cuidado los juguetes que ha obtenido de una feria para ver si tienen piezas flojas o bordes filosos antes de dárselos al niño.

Para niños en edad escolar

  • Las bicicletas, los monopatines, las patinetas y los patines de ruedas deben utilizarse siempre con cascos que cumplan con las normas de seguridad actuales. También se recomienda el uso de otros equipos de seguridad, como guantes, muñequeras y rodilleras. En las etiquetas encontrará información sobre si estos equipos cuentan con la certificación de CPSC o Snell.
  • Las redes deben estar correctamente construidas y bien sujetas a los aros de básquet para que no se conviertan en un riesgo de estrangulamiento.
  • Los dardos y las flechas de juguete deben tener puntas blandas o ventosas en los extremos; no deben tener puntas duras.
  • Las pistolas de juguete deben ser de colores vivos para que no puedan ser confundidas con las armas reales y debe enseñarles a los niños que jamás deben apuntar a otra persona con un dardo, una flecha o una pistola.
  • Los niños menores de 16 años no deben tener pistolas de aire comprimido o rifles de municiones de plástico.
  • Los juguetes eléctricos deben contar con el rótulo de UL, que indica que cumplen con las normas de seguridad establecidas por Underwriters Laboratories.
  • Lograr que los juguetes continúen siendo seguros en la casa

    Después de comprar juguetes que no presentan peligros, también es importante asegurarse de que los niños sepan cómo usarlos. La mejor manera de lograrlo es supervisarlos mientras juegan. Al jugar con sus hijos usted les enseñará que se puede jugar de una manera segura y divertirse al mismo tiempo.
    Los padres deben hacer lo siguiente:
    • Enseñar a los niños a guardar los juguetes.
    • Revisar los juguetes regularmente para asegurarse de que no estén rotos y que se puedan usar:
      • Los juguetes de madera no deben tener astillas.
      • Las bicicletas y los juguetes para usar al aire libre no deben estar oxidados.
      • Los juguetes de peluche no deben tener costuras rotas ni partes expuestas que se puedan quitar.
    • Tire los juguetes rotos o repararlos inmediatamente.
    • Guarde los juguetes para usar al aire libre cuando no estén en uso. Así evitará que queden expuestos a la nieve o la lluvia.
    Y asegúrese de que los juguetes estén limpios. Algunos juguetes de plástico se pueden lavar en el lavaplatos, pero primero debe leer las indicaciones del fabricante. Otra opción es mezclar jabón antibacteriano o detergente para vajillas suave con agua caliente en un pulverizador y utilizar la solución para limpiar los juguetes, sin olvidar enjuagarlos.

    Objetos peligrosos

    Los niños pueden verse tentados por muchos objetos que no son juguetes. Es importante mantenerlos alejados de los siguientes peligros:
    • fuegos artificiales
    • fósforos
    • tijeras afiladas
    • globos (los globos desinflados o rotos pueden producir asfixia o hacer que el niño se atragante)

    Denunciar los juguetes que son peligrosos

    Verifique el sitio de la CPSC para ver la última información acerca de los juguetes que son retirados del mercado. O comuníquese telefónicamente al (800) 638-CPSC para denunciar un juguete que usted considera peligroso. Si tiene dudas acerca de la seguridad de un juguete, más vale actuar con cautela y no permitir que su hijo juegue con él.

ANSIEDAD,MIEDOS Y FOBIAS.

Todas las personas, desde los niños(as) hasta los adultos más mayores, experimentan ansiedades y miedos de vez en cuando. Sentirse ansioso en una situación particularmente incómoda nunca es agradable. Sin embargo, cuando se trata de los niños(as), experimentar este tipo de sentimientos es normal y necesario. Sentir y lidiar con la ansiedad puede preparar a las personas más jóvenes a hacer frente a experiencias y situaciones retadoras en la vida.

La ansiedad y el miedo son normales


La definición de la ansiedad es “una aprehensión sin una causa aparente.” Suele ocurrir cuando no existe una amenaza inmediata a la seguridad o el bienestar de una persona, pero sin embargo la amenaza se siente como algo real. La ansiedad hace que una persona quiera escapar de una situación -rápidamente. El corazón late con velocidad, el cuerpo puede que empiece a sudar y pronto la persona sentirá “mariposas” en el estómago. Sin embargo, un poco de ansiedad puede ayudar a las personas a mantenerse alerta y concentradas.
Sentir miedo o tener ansiedad sobre ciertas cosas puede ser positivo porque hace que los niños(as) se comporten de una manera más segura. Por ejemplo, un niño(a) que tenga miedo al fuego evitará jugar con fósforos.
La naturaleza de las ansiedades y de los miedos cambia a medida que los niños(as) crecen y se desarrollan:
  • Los bebés experimentan ansiedad ante los extraños, abrazando fuertemente a sus padres cuando personas que no reconocen se acercan a ellos.
  • Los infantes de 10 a 18 meses experimentan ansiedad debido a la separación, sintiéndose emocionalmente disgustados cuando uno o ambos padres se apartan de su lado.
  • Los niños(as) con edades entre cuatro y seis años de edad sienten ansiedad respecto a las cosas que no se basan en la realidad, como por ejemplo, el miedo a los monstruos y a los fantasmas.
  • Los niños(as) con edades entre los siete y 12 años generalmente tienen miedos que reflejan circunstancias reales que pueden ocurrirles como por ejemplo, lastimarse o enfrentar desastres naturales.
A medida que los niños(as) crecen, un tipo de miedo puede desaparecer o ser reemplazado por otro. Por ejemplo, un niño(a) que no puede dormir con la luz apagada a los cinco años puede que disfrute un cuento sobre fantasmas años después al asistir a una fiesta. Algunos miedos pueden referirse únicamente a un cierto tipo de estímulo. En otras palabras, un niño(a) puede que quiera acariciar a un león en el zoológico pero ni soñaría con acercarse a acariciar al perro de un vecino

Reconociendo los síntomas de la ansiedad


Los miedos típicos de la niñez cambian con la edad. Estos incluyen el miedo a los extraños, a las alturas, a la oscuridad, a los animales, a la sangre, a los insectos o a estar solo(a). Los niños(as) generalmente aprenden a tenerle miedo a un objeto específico o a una situación después e haber tenido una experiencia desagradable, como la mordedura de un perro o un accidente.
La ansiedad a causa de la separación es muy común cuando los niños(as) pequeños comienzan la escuela; mientras que los adolescentes pueden experimentar un tipo de ansiedad relacionada con la aceptación social y los logros académicos.
Si los sentimientos de ansiedad persisten, pueden afectar la sensación de bienestar de los niños(as). La ansiedad asociada con evitar situaciones sociales puede tener efectos a largo plazo. Por ejemplo, un niño(a) con miedo a de ser rechazado puede dejar de aprender ciertos hábitos para relacionarse en la sociedad, ocasionando que su aislamiento social.
Muchos adultos se sienten atormentados por miedos que comenzaron a partir de experiencias en la infancia. El miedo de un adulto de hablar en público puede ser el resultado de haber sido avergonzado en frente de compañeros del colegio muchos años atrás. Es importante reconocer e identifique los signos y los síntomas de las ansiedades de sus hijos(as) para que la preocupación no sea excesiva.
Algunos de los signos que pueden revelar la ansiedad de un niño(a) respecto a algo, pueden incluir:
  • una actitud demasiado apegada, impulsiva o distraída
  • movimientos nerviosos, como un tic temporal
  • problemas para quedarse dormido(a) o lo contrario, dormir más de lo normal
  • manos sudadas
  • ritmo cardiaco y respiración acelerada
  • nausea
  • dolores de cabeza
  • dolores de estómago
Además de estos signos, los padres generalmente pueden darse cuenta de cuando su hijo(a) no se siente cómodo respecto a algo. Escucharles con atención siempre ayuda; algunas veces simplemente hablar sobre el miedo puede ayudar a un niño(a) a superarlo.

¿Qué es una fobia?


Cuando las ansiedades y los miedos persisten, algunos problemas pueden surgir. Independientemente de cuánto un padre desee que su hijo(a) supere ciertos miedos, a veces lo contrario ocurre, y la causa de la ansiedad abarca más terreno y se hace más prevalente. La ansiedad entonces se convierte en una fobia o un miedo que es extremo, severo y persistente.
Una fobia puede ser difícil de tolerar, tanto para los niños(as) como para las personas que los rodean, especialmente si los estímulos que producen la ansiedad (cualquier situación u objeto que la motive) sea difícil de evitar (e.g., las tormentas).
Las fobias "reales" son una de las principales causas por las que los niños(as) son referidos a los profesionales de la salud mental. Pero la buena noticia es que a menos que la fobia de un niño(a) impida su capacidad de funcionar diariamente, el niño(a) a veces no necesitará tratamiento con un profesional ya que con el tiempo la fobia desaparecerá.

Enfocándose en las ansiedades, los miedos y fobias de su hijo(a)


Intente contestar a las siguientes preguntas con honestidad:
¿Los miedos y el comportamiento que su hijo(a) demuestra son típicos de un niño(a) de su edad? Si la respuesta a esta pregunta es sí, es muy probable que los miedos de su hijo se resuelvan antes de que se conviertan en una causa para preocuparse. Esto no significa que la ansiedad debe ser ignorada u olvidada; en su lugar, debe ser considerada como un factor en el desarrollo normal de su hijo(a).
Muchos niños(as) experimentan miedos apropiados para su edad, como el miedo a la oscuridad. La mayoría de los niños(as), con el apoyo humano y quizás una lámpara nocturna, superaran este miedo. Sin embargo, si el problema continúa o si existe ansiedad frente a otros temas, la intervención puede que tenga que ser más intensiva.
¿Cuáles son los síntomas del miedo y cómo afectan al funcionamiento personal, social y académico de su hijo? Si los síntomas pueden ser identificados y considerados en base a las actividades diarias de su hijo(a), pueden hacerse ajustes para aliviar algunos de estos factores de tensión.
¿Parece el miedo poco razonable en relación a la realidad de las situaciones, y pudiera ser un signo de un problema más importante? Si el miedo de su hijo(a) parece estar fuera de proporción con lo que ocasiona su preocupación, esto puede ser una señal de que es necesaria la ayuda de un consejero, un psiquiatra o un psicólogo.
Es una buena idea que los padres busquen patrones de comportamiento. Si un incidente aislado se resuelve, los padres no deberían hacerlo más significativo de lo que fue. Sin embargo, si existe un patrón persistente o si surge uno que trascienda, usted debe intervenir. Si no lo hace, es posible que la fobia influya sobre su hijo más adelante.
Usted puede contactar con el doctor de su hijo(a) o con un profesional de la salud mental con la experiencia para trabajar con niños(as) y adolescentes.

Cómo ayudar a su hijo(a)

Los padres pueden ayudar a sus hijos(as) a desarrollar los elementos y la confianza en sí mismos para superar los miedos evitando que se conviertan en reacciones fóbicas. A continuación detallamos algunos consejos para que usted pueda ayudar a su hijo(a) con los miedos o ansiedades que pueda tener:

Reconozca que el miedo es real. Tan trivial como parezca, para su hijo(a) es real y está causando que sienta ansiedad y miedo.

 Ser capaz de hablar sobre el miedo ayuda - las palabras a veces le quitan el poder a los pensamientos negativos. Si usted habla acerca de ello, el miedo puede ser menos poderoso.

Nunca opine que el miedo es insignificante para forzar a su niño(a) a que lo supere. Decirle a su hijo(a), "¡No seas ridículo! ¡No hay monstruos en tu closet!" puede que haga que su hijo vuelva a la cama, pero no hará que el miedo desaparezca.

No se rinda ante los miedos. Si a su hijo no le gustan los perros, no cruce la calle a propósito para evitar encontrarse con un perro. 

Este comportamiento fortalecerá el pensamiento de que los perros deben evitarse. Brinde apoyo y demuestre protección a medida que se acerque con su hijo(a) al objeto o situación que genere temor.
Enseñe a su hijo(a) a cómo evaluar el miedo. 

Si su hijo(a) puede visualizar la intensidad del miedo en una escala del uno al 10, con el número 10 como el más fuerte, él o ella puede que "vean" al miedo con menos intensidad de lo que originalmente imaginaron. Los niños(as) más jóvenes pueden pensar en sentir miedo "hasta las rodillas" como algo no muy temido, "hasta el estómago" como algo más temido y "hasta la cabeza" como petrificado.

Enseñe a sus hijos(as) estrategias para hacer frente al miedo. Intente estas técnicas fáciles de implementar.

 Utilizándolo a usted como la "base” el niño(a) puede atreverse a acercarse al objeto temido y luego volver a acercarse a usted en busca de seguridad antes de volverse a cercar al objeto o situación temida. 

Los niños(as) también pueden aprender frases positivas sobre sí mismos(as) como por ejemplo "Yo soy capaz de hacer esto" y "Yo voy a estar bien," las cuales su hijo(a) puede repetirse a sí mismo(a) cuando sienta ansiedad. 

Las técnicas de relajación también ayudan, incluyendo la visualización (flotar sobre una nube o descansar en la playa, por ejemplo) y respirar profundamente (imaginando que los pulmones son globos y dejar que se desinflen lentamente).

La clave para resolver los miedos y las ansiedades es superarlas. Utilizando estas sugerencias, usted puede ayudar a que su hijo(a) lidie con las situaciones de la vida.

EL ESTRÉS EN LOS NIÑOS.


Los adultos, en su función de proveedores de atención y cuidadores, tienden a ver el mundo de los niños como feliz y despreocupado. Después de todo, los niños no tienen que trabajar ni que pagar cuentas; entonces, ¿de qué podrían preocuparse?
¡De muchas cosas! Incluso los niños muy pequeños tienen preocupaciones y sienten estrés en alguna medida. El estrés es una función de las demandas que tenemos y de nuestra capacidad para satisfacerlas.

Fuentes de estrés

Las presiones a menudo provienen de fuentes externas (como la familia, los amigos o la escuela), pero también pueden surgir de la persona. La presión que nos imponemos puede ser muy significativa, porque a menudo hay una discrepancia entre lo que creemos que debemos estar haciendo y lo que hacemos realmente en nuestras vidas.

El estrés puede afectar a cualquier persona que se sienta abrumada, incluso a los niños. En los niños en edad preescolar, el hecho de separarse de sus padres puede ocasionarles ansiedad. A medida que los niños crecen, las presiones académicas y sociales (en especial, la tarea de "encajar") crean estrés.
Muchos niños están muy ocupados y no tienen tiempo para jugar de manera creativa o relajarse después de la escuela. Los niños que se quejan de la cantidad de actividades en las que participan o se niegan a asistir a ellas pueden estar dando a entender que están demasiado atareados.

Hable con sus hijos acerca de cómo se sienten respecto de sus actividades extracurriculares. Si se quejan, conversen sobre los pros y los contras de dejar una actividad. Si no es posible que la dejen, analice maneras de ayudar a organizar el tiempo y las responsabilidades de su hijo a fin de que no le generen tanta ansiedad.

El estrés de los niños

No sólo puede aumentar por lo que sucede en su propia vida. ¿Sus hijos escuchan cuando usted habla sobre sus problemas en el trabajo, se preocupa por la enfermedad de un pariente o discute con su cónyuge sobre problemas económicos? Los padres deben tener en cuenta la manera en que hablan sobre estos problemas cuando sus hijos están cerca, porque los niños reconocerán la ansiedad de los padres y comenzarán a preocuparse.

Las noticias del mundo pueden causar estrés. Los niños que ven imágenes perturbadoras por televisión o que escuchan hablar sobre desastres naturales, guerra y terrorismo pueden preocuparse por su propia seguridad y la de las personas que quieren. Hable con sus hijos acerca de lo que ven y escuchan, y controle lo que ven por televisión, de modo de ayudarlos a entender lo que sucede.

También debe tener en cuenta los factores agravantes, como una enfermedad, la muerte de un ser querido o un divorcio, que cuando se suman a las presiones cotidianas que los niños enfrentan, magnifican el estrés. Incluso el divorcio más cordial puede ser una experiencia difícil para los niños, debido a que su sistema básico de seguridad —su familia— atraviesa un cambio complicado. Los padres separados o divorciados nunca deben colocar a los hijos en una posición en la que deban elegir un lado, ni exponerlos a comentarios negativos sobre el otro cónyuge.

AYUDANDO A SU HIJO O HIJA DURANTE EL DIVORCIO.



Miles de niños sufren el estrés del divorcio de sus padres cada año.

 La forma en que reaccionan depende de su edad, personalidad y las circunstancias concretas del proceso de separación y divorcio.
Todo divorcio tiene repercusiones sobre los niños implicados; muchas veces su reacción inicial es de conmoción, tristeza, frustración, enfado o preocupación. 

Pero los niños también pueden salir de un proceso de divorcio más preparados para afrontar el estrés y muchos de ellos se convierten en jóvenes más flexibles y tolerantes.

Entre las principales cosas que ambos padres pueden hacer para ayudar a su hijo a atravesar este difícil período, figuran las siguientes:

Mantener los conflictos, riñas y discusiones acaloradas, así como los comentarios sobre los aspectos legales del divorcio al margen de los hijos.

Reducir al mínimo la alteración de las rutinas cotidianas del niño.
Restringir la negatividad contra el otro, así como el resentimiento y la tendencia a echarle la culpa, a las sesiones de terapia y las conversaciones con amigos que se mantengan fuera de casa.
Asegurarse de que ambos padres siguen implicados en la vida del niño.
La mayoría de adultos que atraviesan un proceso de separación y divorcio necesitan apoyo, de amigos, profesionales de la salud mental, religiosos y parientes.

 No busque apoyo en su hijo, incluso aunque parezca estar dispuesto a ofrecérselo.
Darle la noticia

En cuanto esté seguro de sus planes, hable con su hijo sobre su decisión de separarse. Aunque no existe una manera fácil de dar la noticia, de ser posible, intente que ambos (usted y el otro progenitor) estén presentes durante la conversación. 

Es importante dejar a un lado los sentimientos de enfado, culpa o remordimiento. Antes de hablar con su hijo, practique cómo se lo va a decir sin alterarse ni enfadarse durante la conversación.

Aunque la conversación sobre el divorcio debe adaptarse a la edad, grado de madurez y temperamento del niño, asegúrese de trasmitirle a su hijo un mensaje fundamental: lo que ha ocurrido es un asunto entre su madre y su padre y él no es en absoluto culpable de lo ocurrido. 
La mayoría de los niños se sienten culpables incluso después de que los padres se lo nieguen. Por eso es básico que los padres insistan en esta afirmación para tranquilizar al niño.

Explique a su hijo que a veces la forma de quererse de los adultos experimenta cambios o que usted y su pareja no pueden ponerse de acuerdo en cosas importantes y, por lo tanto, tienen que vivir separados. 
Pero recuerde que los hijos y los padres están unidos de por vida, sea por nacimiento o por adopción. Los padres y los hijos a menudo están en desacuerdo en un montón de cosas, pero eso forma parte del ciclo de la vida: padres e hijos no dejan de quererse ni se divorcian nunca.
Facilite a su hijo suficiente información a fin de que esté preparado para los cambios que van a tener lugar en su vida. Intente responder a sus preguntas de la forma lo más sincera posible. 

Recuerde que los hijos no necesitan conocer todos los motivos que hay detrás del divorcio (sobre todo, si eso implica culpar a uno de sus progenitores). Basta con que entiendan qué es lo que va a cambiar en su vida cotidiana e, igual de importante, qué es lo que no va a experimentar cambio alguno.

Si su hijo es muy pequeño, lo mejor es explicárselo todo con palabras sencillas. Podría decirle algo como: "Papá y mamá van a vivir en casas diferentes para que no se peleen tanto, pero los dos te queremos mucho.".
Es posible que los niños mayores y los adolescentes sean más conscientes de la situación que están atravesando sus padres y tengan más preguntas basadas en las discusiones y peleas que han escuchado.

LA IMPORTANCIA DE CONTARLES CUENTOS A NUESTROS HIJOS.




Contarle cuentos a los pequeños es un hábito que quedo en el pasado, allá con nuestros padres y abuelos; una clásica escena que se quedo atrapada en el televisor.

Hoy los padres estamos tan saturados de tareas que no nos queda tiempo para nuestros hijos, y mucho menos para leerles un cuento antes de dormir.

El leerle un cuento nuestros hijos todas las noches es más que una simple actividad para arrullarlos, puede beneficiarles de manera importante tanto a ellos como a nosotros,

 por ejemplo ¿sabías que al leerle estimulas su lenguaje e imaginación?, ¿consigues relajarte y relajarlo creando unos lazos más fuertes entre ambos? 

Y éstos tan sólo son algunos de los beneficios que tiene esta actividad, te puedo mencionar más:


Hoy los padres estamos tan saturados de tareas que no nos queda tiempo para nuestros hijos, y mucho menos para leerles un cuento antes de dormir.



Y éstos tan sólo son algunos de los beneficios que tiene esta actividad, te puedo mencionar más:

El escuchar cuentos hace a los niños más reflexivos, ya que en éstos siempre encontraremos un mensaje que los lleve a comprender la forma en que deben actuar y comportarse, a saber distinguir entre lo bueno y lo malo.

Le ayuda a combatir sus propios temores. En muchos de los cuentos el niño se puede identificar con las emociones de los protagonistas, y el conocer el desenlace y lo que le va ocurriendo a lo largo de la historia, supone tener argumentos para afrontar sus propios miedos, con una sensación de mayor control.

El cuento es una de las bases para el desarrollo intelectual del niño, al contarle una historia podemos lograr que entienda las cosas con más rapidez, que su cerebro trabaje con mayor certeza.

Se estimula su memoria y sus ganas de expresarse.
Desarrolla y amplían las capacidades de percepción y comprensión del niño.
Amplían su sensibilidad.
En niño se siente feliz porque su padres están con él, dedicándole un tiempo para atenderlo y mimarlo.

Fomenta la lectura y el amor por los libros en nuestros hijos, ya que el interés que les despiertan las historias mágicas y llenas de aventura plasmadas en esas páginas, aumentan sus ganas de conocer más relatos, por eso es fácil que acaben amando la lectura.

El niño aprende más palabras, su vocabulario es más amplio y este aspecto le ayudará muchísimo posteriormente, porque podrá leer mucho mejor y por consiguiente tener un mejor desempeño escolar.

Los niños a quienes sus padres frecuentemente les leen cuentos, saben escuchar y poner a tención, elementos muy necesarias para un buen aprendizaje.
Es una medida muy efectiva para tranquilizar a los niños sobre todo cuando los vemos muy inquietos y/o ansiosos.

Ayuda a sus hijos a conciliar el sueño y les prepara para que descansen como es debido.
A través del cuento podemos llegar a relacionarnos tanto con nuestros hijos, que podemos ganarnos su confianza para que así como nos cuentan sobre las cosas cotidianas que les suceden también sobre situaciones difíciles que estén viviendo, pudiéndolos orientar y apoyar.

Aunque no lo crean padres de familia, a través de lectura de cuentos nuestros hijos pueden aprender sobre historia, la vida humana y animal; letras, colores, números, palabras en otro idioma, etc. sin que les resulte aburrido
        ¿Como contarles cuentos a tus hijos?

        
Hoy los padres estamos tan saturados de tareas que no nos queda tiempo para nuestros hijos, y mucho menos para leerles un cuento antes de dormir.

El leerle un cuento nuestros hijos todas las noches es más que una simple actividad para arrullarlos, puede beneficiarles de manera importante tanto a ellos como a nosotros, por ejemplo ¿sabías que al leerle estimulas su lenguaje e imaginación?, ¿consigues relajarte y relajarlo creando unos lazos más fuertes entre ambos?
Y éstos tan sólo son algunos de los beneficios que tiene esta actividad, te puedo mencionar más:

El escuchar cuentos hace a los niños más reflexivos, ya que en éstos siempre encontraremos un mensaje que los lleve a comprender la forma en que deben actuar y comportarse, a saber distinguir entre lo bueno y lo malo.

Le ayuda a combatir sus propios temores. En muchos de los cuentos el niño se puede identificar con las emociones de los protagonistas, y el conocer el desenlace y lo que le va ocurriendo a lo largo de la historia, supone tener argumentos para afrontar sus propios miedos, con una sensación de mayor control.

El cuento es una de las bases para el desarrollo intelectual del niño, al contarle una historia podemos lograr que entienda las cosas con más rapidez, que su cerebro trabaje con mayor certeza.

Se estimula su memoria y sus ganas de expresarse.
Desarrolla y amplían las capacidades de percepción y comprensión del niño.
Amplían su sensibilidad.

En niño se siente feliz porque su padres están con él, dedicándole un tiempo para atenderlo y mimarlo.
Fomenta la lectura y el amor por los libros en nuestros hijos, ya que el interés que les despiertan las historias mágicas y llenas de aventura plasmadas en esas páginas, aumentan sus ganas de conocer más relatos, por eso es fácil que acaben amando la lectura.
El niño aprende más palabras, su vocabulario es más amplio y este aspecto le ayudará muchísimo posteriormente, porque podrá leer mucho mejor y por consiguiente tener un mejor desempeño escolar.

Los niños a quienes sus padres frecuentemente les leen cuentos, saben escuchar y poner a tención, elementos muy necesarias para un buen aprendizaje.
Es una medida muy efectiva para tranquilizar a los niños sobre todo cuando los vemos muy inquietos y/o ansiosos.

ayuda a sus hijos a conciliar el sueño y les prepara para que descansen como es debido.
A través del cuento podemos llegar a relacionarnos tanto con nuestros hijos, que podemos ganarnos su confianza para que así como nos cuentan sobre las cosas cotidianas que les suceden también sobre situaciones difíciles que estén viviendo, pudiéndolos orientar y apoyar.

Aunque no lo crean padres de familia, a través de lectura de cuentos nuestros hijos pueden aprender sobre historia, la vida humana y animal; letras, colores, números, palabras en otro idioma, etc. sin que les resulte aburrido.

¿ Cómo contarle cuentos a tus hijos ?

Para que la hora de contar un cuento sea un momento muy esperado por los niños y tenga en ellos los efectos positivos que les hemos mencionado anteriormente, debemos tomar en cuenta lo siguiente:

Elijan un lugar cómodo y suficientemente iluminado para leer.
Procura que el momento de leerle a tu hijo sea mágico, hacerlo un rito que tanto él como tú esperen con ansia y agrado.

Cuenta el cuento con alegría y entusiasmo para que atraigas la atención del niño, logre comprender la historia, y capte el mensaje. Y cuando el niño te pida que vuelvas contárselo, debes hacerlo con la misma emoción.
  • Sobre todo en niños muy pequeños, es importante repetir varias veces las diferentes escenas del cuento procurando utilizar las mismas palabras.
Permite que conforme se este contando el cuento, el niño pueda ver las ilustraciones.
Mientras lees fíjate en las reacciones del niño y sus movimientos, y si es necesario haz pausas todas las veces que sea necesario para escuchar sus preguntas o para comprobar si está entendiendo el relato.

Deja que el niño participe lo más posible, tanto a la hora de elegir el cuento a leer (te puede dar muchas pista esa elección, sobre sus intereses o preocupaciones), como a la hora de las interrupciones.

Cuando el niño esté cansado no lo obligues a continuar, ya que dejará de ser una actividad gratificante para él.
Algunas veces lean cuentos y otras escúchenlos, esto además de ser diferente te ubicará a la altura del niño que escucha, y eso creará una corriente afectiva y de gran complicidad entre los dos.

En otro momento del día, pídele a tu hijo que dibuje alguno de los personajes o escenas del cuento que hayan leído el día anterior. Eso trazos que pueden parecerte garabatos tienen grandes mensajes, ya que allí quedarán expresados los miedos, las expectativas y los intereses que le mueven.

Otra forma de saber su reacción hacia el cuento es hacerle preguntas al niño relacionadas con el cuento.

     Eligiendo cuentos 

Sigue estos sencillos consejos para elegir el cuento más adecuado para tu hijo.
Para iniciarse en el mundo de los cuentos, se sugieren los que están relacionados con la tradiciones y el folklore.

Los cuentos de hadas ahuyentan pesadillas y temores nocturnos. El niño adquiere seguridad en sí mismo cuando comprueba que el protagonista ha sido capaz de vencer al lobo o a la bruja.

Los cuentos que comienzan con la tradicional frase "Había una vez", tienen una gran fuerza evocadora. Tienen el poder de introducir al niño en un mundo diferente.
Los libros con imágenes, viñetas o pictogramas provocan en el niño el deseo de comenzar a leer.

Los cuentos populares que tratan temas y costumbres de nuestra sociedad ayudan al niño a conocer las tradiciones ancestrales

       Cuentos para cada edad.

A la edad de los dos años y medio, debemos empezar con los cuentos ilustrados.
A los 3 años, debemos elegir cuentos que nos relaten historias sencillas y claras en cuanto a la idea y el lenguaje empleado. La acción debe ser lineal y no demasiado larga, ya que la capacidad de atención no está desarrollada a esta edad. ( Es importante que los cuentos no tenga un número excesivo de personajes).

4 años: Los cuentos apropiados para esta edad son los que intervienen personajes fantásticos, objetos extraños que hablan y se mueven, países maravillosos o ciudades encantadas.

A los 5 años los niños prefieren personajes y situaciones más reales. Les gustan los protagonistas que son niños como ellos con los que puede identificarse. Esta es una buena oportunidad para introducir valores morales en las narraciones, precisamente gracias a esta identificación.

A partir de los 8 años los libros de aventuras y detectives incluidos les encantan. Éstos tipos de cuentos son muy útiles para trabajar ciertos valores ( empatía, solidaridad, amor, respeto, etc.).

Desde los 12 años: En esta etapa lo misterioso y desconocido les fascina. Es recomendable novelas realistas que traten temas como el primer amor, los conflictos personales; novelas que reflejan realidades de su entorno social y que pueden ser utilizadas para seguir trabajando y reforzando valores.

Es cierto que los padres en su mayoría y por cuestiones de trabajo no disponemos de mucho tiempo para nuestros hijos, y lo único que queremos al final del día es llegar a casa y descansar; sin embargo déjame decirte que existen otras formas que también nos pueden ayudar a relajarnos como por ejemplo leerles a nuestros hijos. Recuperemos los hábitos de las generaciones pasadas y cuéntale cuentos a tus hijos.
      

ADIVINANZAS DE ANIMALES.




La adivinanza es un recurso muy utilizado en Educación Infantil.
Su atractiva presentación en forma de rima crea en el niño y la niña la motivación y el gusto por ellas, tanto por aprenderlas y reproducirlas, como por adivinarlas.
El docente recurre a ellas de forma habitual en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Así, es extraño encontrar una programación didáctica en la que no sean incluidas las adivinanzas. Éstas tampoco faltan en la gran variedad de guías didácticas comerciales que encontramos en el mercado.
De esta forma, en la programación de un maestro o maestra de Educación Infantil, no deben faltar las adivinanzas. Éstas no pueden o deben ser sustituidas por otros recursos literarios como refranes, trabalenguas, poemas o canciones, ya que todas estas manifestaciones son importantes y cada una tiene su lugar en la Educación Infantil.
Hoy os presentamos esta preciosas adivinanzas de animales, perfectas para niños pequeños, por su facilidad para ser adivinadas e interpretadas, y caracterizadas con unas bonitas ilustraciones que seguro te encantarán.
Enumeremos ahora para que para que nos puede servir en el aula.

  • Para memorizar su texto.
  • Para aprender palabras nuevas.
  • Para salir de la rutina.
  • Para hacer ejercicio mental.
  • Para disfrutar.
  • Para ayudarnos a cooperar entre todos en busca de su respuesta.
  • Para socializarnos.
  • Para compartir buenos momentos.
  • Para repasar vocabulario.
  • Para trabajar el lenguaje oral.
  • Para hacer hincapié en la pronunciación correcta de determinados fonemas.
  • Para motivar a los niños
  • Para desarrollar su creatividad e imaginación
  • Para trabajar posteriormente el lenguaje escrito
  • Para realizar después un dibujo libre
  • Para comenzar una sesión de psicomotricidad