La tarea de los padres es:

Dar amor, crecer con fé y dar fuerza para mantener la esperanza.

4 de enero de 2016

EVALUACIÓN DE LA AUDICIÓN DE LOS NIÑOS.


En los primeros años de vida, la audición es un aspecto fundamental del desarrollo social, emocional y cognitivo de un niño. Incluso una pérdida leve o parcial de la audición puede afectar la capacidad de un niño de hablar y entender el lenguaje.
La buena noticia es que los problemas de la audición son tratables si se los toma a tiempo, idealmente antes de que un bebé cumpla tres meses. Por lo tanto, es importante hacer exámenes tempranos de la audición de su hijo y evaluaciones regulares.

Causas de la pérdida de audición


La pérdida de audición es una anomalía congénita frecuente que afecta aproximadamente entre uno y tres de cada 1000 bebés. Una cantidad de factores puede llevar a la pérdida de audición, y, casi la mitad de las veces, no se encuentra una causa.
Puede ocurrir la pérdida de audición si un niño:
  • nació de manera prematura
  • permaneció en la unidad de cuidados intensivos neonatales (NICU)
  • tuvo una alta concentración de bilirrubina y necesitó una transfusión
  • recibió medicamentos que pueden causar la pérdida de audición
  • tiene antecedentes familiares de pérdida de audición infantil
  • tuvo complicaciones en el parto
  • tuvo infecciones frecuentes en los oídos
  • tuvo infecciones, como meningitis o citomegalovirus
  • estuvo expuesto a sonidos o ruidos muy fuertes, incluso por un tiempo corto.

¿Cuándo se debe evaluar la audición?


En la mayoría de los niños que nacen con pérdida de audición es posible hacer un diagnóstico mediante una prueba de la audición. Sin embargo, en algunos casos, este trastorno se debe a infecciones, traumas y niveles de ruido perjudiciales, y el problema no se manifiesta hasta una etapa posterior de la niñez. De modo que es importante evaluar la audición de los niños periódicamente durante el crecimiento.
Hay que hacerle a su bebé recién nacido una prueba de la audición antes del alta hospitalaria. Actualmente, todos los estados y territorios de los Estados Unidos han establecido un Programa de Detección Auditiva e Intervención Tempranas (Early Hearing Detection and Intervention, EHDI), a fin de identificar a todos los niños nacidos con pérdida de audición permanente antes de que cumplan tres meses y brindarles servicios de intervención antes de que cumplan seis meses. Si la prueba no se realiza o el bebé nació en casa o en una maternidad, es importante que se haga dentro de las tres primeras semanas de vida.
Si la prueba de audición del bebé no es satisfactoria, no necesariamente significa que tiene pérdida de audición. Debido a que los restos o el líquido en el oído pueden dificultar la prueba, esta suele realizarse nuevamente para confirmar el diagnóstico.
Si la prueba inicial de la audición del recién nacido no es satisfactoria, es importante repetirla en el término de tres meses, para poder comenzar un tratamiento de inmediato. El tratamiento para la pérdida de audición puede ser más eficaz si se comienza antes de que el niño cumpla seis meses.
Los niños cuya audición es aparentemente normal deben continuar con las evaluaciones de la audición en las visitas regulares al médico. Por lo general, las pruebas de la audición se realizan a los 4, 5, 6, 8, 10, 12, 15 y 18 años, y en cualquier otro momento si hay un motivo de preocupación.
No obstante, si su hijo parece tener un problema auditivo, si el desarrollo del habla no parece normal o si es difícil entender lo que el niño dice, hable con el médico.

Síntomas de la pérdida de audición


Incluso si la prueba de la audición del recién nacido es satisfactoria, siga observando los signos que indican que la audición es normal. Algunos logros auditivos que su hijo debe alcanzar en el primer año de vida:
  • La mayoría de los lactantes recién nacidos se sobresaltan o "asustan" ante los ruidos fuertes y repentinos.
  • A los tres meses, un bebé por lo general reconoce la voz de los padres.
  • A los seis meses, por lo general un lactante puede mirar o girar la cabeza hacia el lugar desde donde proviene un sonido.
  • Es frecuente que, a los 12 meses, un niño pueda imitar algunos sonidos y decir unas pocas palabras, como "mamá" o "adiós".
A medida que el bebé crece hasta convertirse en un niño pequeño, los signos de pérdida de audición pueden incluir:
  • limitaciones en el habla, habla deficiente o falta de habla
  • falta de atención frecuente
  • dificultades de aprendizaje
  • necesidad de subir el volumen del televisor
  • falta de respuesta al nivel ruido conversacional o respuesta inadecuado.

Tipos de pérdida de audición


La pérdida de audición conductiva es causada por una interferencia en la transmisión del sonido al oído interno. Los lactantes y los niños pequeños frecuentemente desarrollan pérdida de audición conductiva debido a infecciones en los oídos. Esta pérdida de audición suele ser leve, transitoria y tratable con medicamentos o cirugía.
La pérdida de audición neurosensorial se relaciona con la malformación, la disfunción o el daño en el oído interno (cóclea) y, en contadas ocasiones, se debe a problemas en la corteza auditiva del cerebro. El tipo más común es la pérdida de audición coclear, y esto puede afectar a una parte específica de la cóclea (células ciliadas internas, células ciliadas externas o ambas). Por lo general, existe al momento del nacimiento y puede ser hereditaria o causada por una serie de problemas médicos, aunque a veces su origen es desconocido. Este tipo de pérdida de audición suele ser permanente.
El grado de pérdida de audición neurosensorial puede ser leve, moderado, grave o profundo. A veces, la pérdida es progresiva (la audición es cada vez más deficiente) y en ocasiones es unilateral (un oído solamente).
Debido a que la pérdida de audición puede ser progresiva, deben realizarse pruebas audiológicas repetidas. Por lo general, la pérdida de audición neurosensorial no se puede revertir médica ni quirúrgicamente; sin embargo, los audífonos pueden ser de ayuda para los niños con este tipo de pérdida de audición.
La pérdida de audición mixta ocurre cuando están presentes la pérdida de audición conductiva y la neurosensorial.
La pérdida de audición central ocurre cuando la cóclea funciona correctamente, pero no así otras partes del cerebro. Es un tipo menos frecuente de pérdida de audición y es más difícil de tratar.
Los trastornos de procesamiento auditivo (APD) no son exactamente un tipo de pérdida de audición porque las personas que los padecen suelen escuchar bien cuando el entorno es silencioso. Sin embargo, la mayoría tiene grandes dificultades para escuchar cuando hay ruidos, que representa el entorno típico en el que vivimos. En la mayoría de los casos, los APD se pueden tratar con una terapia adecuada.

Cómo se evalúa la audición


Se pueden usar varios métodos para evaluar la audición de un niño, en función de su edad, desarrollo y estado de salud.
Las pruebas del comportamiento implican la observación cuidadosa de la respuesta conductual del niño a los sonidos, como el discurso calibrado y los tonos puros. Los tonos puros son las distintas frecuencias de los sonidos. Algunas veces se usan otras señales calibradas para obtener información sobre la frecuencia.
Las posibles respuestas conductuales son: que un lactante realice movimientos oculares, que un niño pequeño gire la cabeza, que un niño en edad preescolar coloque la pieza de un juego o que un niño en edad escolar levante la mano. Las respuestas habladas pueden incluir la identificación de una palabra en imágenes o la repetición de palabras a niveles suaves o cómodos. Los niños muy pequeños son capaces de realizar una serie de pruebas de comportamiento.

Pruebas fisiológicas

Las pruebas fisiológicas no son pruebas de audición, sino mediciones que pueden calcular en parte la función auditiva. Se las utiliza para los niños que no se pueden evaluar desde el punto de vista del comportamiento (porque son muy pequeños, tienen un retraso en el desarrollo u otros problemas médicos) y a cualquier edad para determinar qué función del sistema auditivo es la que falla.

Prueba de respuesta auditiva evocada del tronco del encéfalo (ABR)


Para esta prueba, se colocan diminutos auriculares en los canales auditivos y pequeños electrodos (que se parecen a pequeños adhesivos), y se acomodan detrás de la cabeza y sobre la frente. Por lo general, se introducen sonidos similares a clics a través de los auriculares, y los electrodos miden la respuesta del nervio auditivo a los sonidos. Una computadora calcula la media de estas respuestas y muestra formas de onda.
El lactante puede estar dormido naturalmente o sedado para esta prueba. A los niños mayores dispuestos a cooperar se les realiza la prueba en un ambiente silencioso mientras están concentrados en imágenes.
Puesto que existen formas de onda características para la audición normal en ciertas partes de la gama de sonidos, un ABR normal puede predecir con bastante exactitud que el oído interno y la parte inferior del sistema auditivo (tronco del encéfalo) funcionan normalmente en esa sección de la gama. Un ABR anormal puede deberse a la pérdida de audición, pero también a algunos problemas médicos o dificultades en la medición.

Prueba de respuesta auditiva de estado estable (ASSR)


Para la ASSR, el lactante por lo general está dormido o sedado. Esta es una prueba nueva que en la actualidad debe realizarse junto con el ABR para evaluar la audición.
Se transmite el sonido a través de los canales auditivos, y una computadora recoge la respuesta del cerebro al sonido y automáticamente establece el nivel de audición. Esta prueba aún está en desarrollo y no se debe utilizar sola sino junto con un ABR.

Prueba de emisiones otoacústicas (OAE)


Esta prueba breve se realiza con un lactante dormido o un niño mayor que puede permanecer sentado sosegadamente. Se coloca una sonda pequeña en el canal del oído, y luego se introducen muchos sonidos de tipo pulso y se graba una respuesta de tipo "eco" de las células ciliadas externas del oído interno. Una computadora calcula la media de estas grabaciones.
Una grabación normal está asociada con el correcto funcionamiento de las células ciliadas externas. En algunos casos, a pesar de que el funcionamiento de las células ciliadas externas es correcto, puede haber pérdida de audición si se debe a problemas en otras partes de las vías auditivas.
Las pruebas de ABR o el OAE se utilizan en los hospitales para hacer exámenes a los recién nacidos. Si el examen de un bebé no resulta satisfactorio, la prueba por lo general se repite. Si el examen vuelve a indicar que hay un problema, se deriva al bebé para una evaluación completa de la audición.

Timpanometría


La timpanometría no es una prueba de audición sino un procedimiento que puede demostrar si el tímpano se mueve satisfactoriamente cuando se introducen un sonido suave y aire a presión en el canal auditivo. Es útil para identificar problemas en el oído medio, como la acumulación de líquido detrás del tímpano.
Un timpanograma es una representación gráfica de una timpanometría. Una línea "plana" en un timpanograma puede indicar que el tímpano está inmóvil, mientras que un patrón "de picos" suele indicar que el funcionamiento es normal. Junto con la timpanometría se debe realizar un examen visual del oído.

Prueba de reflejo muscular del oído medio (MEMR)


La prueba de MEMR evalúa la respuesta del oído a los sonidos fuertes. En un oído sano, los sonidos fuertes estimulan un reflejo y provocan la contracción de los músculos del oído medio.
Para la prueba del MEMR (también llamada prueba de reflejo acústico) se introduce una sonda de goma en el canal auditivo. Se envían sonidos fuertes a través de las sondas colocadas en los oídos, y una máquina registra si los sonidos estimulan un reflejo. A veces, la prueba se realiza mientras el niño duerme.

¿Quiénes realizan las pruebas de audición?


Un audiólogo pediátrico se especializa en evaluar y ayudar a los niños con pérdida de audición, y trabaja en estrecha colaboración con médicos, educadores y terapeutas del habla y el lenguaje.
Los audiólogos tienen una gran capacitación especializada. Poseen maestrías o doctorados en audiología, han realizado residencias y están certificados por la Asociación Estadounidense del Habla, el Lenguaje y la Audición (American Speech-Language-Hearing Association) (Certificado de Competencia Clínica en Audiología o CCC-A, por sus siglas en inglés), o bien son Miembros de la Academia Estadounidense de Audiología (Fellows of the American Academy of Audiology o F-AAA, por sus siglas en inglés).

Tratamiento para la pérdida de audición


Los audífonos son el principal tratamiento no médico para la pérdida de audición neurosensorial. El tipo de pérdida de audición más común incluye la disfunción de células ciliadas externas; los audífonos permiten amplificar el sonido para superar este problema. Los componentes básicos de un audífono son el micrófono, el amplificador y el receptor. Una serie de opciones de circuitos modifican la forma en que el audífono hace que ciertos sonidos sean más fuertes.
Hay varios modelos de audífonos; algunos se usan en el cuerpo mientras que otros se colocan detrás o dentro de la oreja. Algunos audífonos especializados se fijan en el hueso del cráneo para enviar ondas de sonido directamente a la cóclea y pueden utilizarse en los casos de pérdida de audición conductiva no tratable con audífonos estándar.
Ningún modelo o fabricante específico es mejor: la selección del audífono depende de las necesidades individuales del niño. La mayoría de los niños con pérdida de audición bilateral (en ambos oídos) usan dos audífonos.
Los audífonos son costosos debido a su tecnología sofisticada, y su costo mínimo es de varios cientos de dólares. Lamentablemente, las compañías de seguros de salud no suelen cubrirlos, aunque varios estados exigen ahora que el seguro cubra al menos parte del costo. En caso de problemas financieros, una familia puede reunir las condiciones para recibir ayuda a través de un programa gubernamental.
Un dispositivo especializado de amplificación llamado sistema de FM puede ser de ayuda en la escuela. A veces, los sistemas de FM reciben el nombre de "entrenadores auditivos". Pueden estar disponibles en el aula para mejorar la audición en entornos grupales o ruidosos y, también, pueden adaptarse para su uso personal o en el hogar. Otros dispositivos de ayuda para la audición o de alerta pueden ser útiles para los niños mayores.
Además de los audífonos o los sistemas de FM, la rehabilitación de la audición puede incluir terapia auditiva o para escuchar y lectura del habla (de los labios).
Un implante coclear no permite recuperar la audición, sino que transmite información acústica a través de la cóclea dañada directamente al nervio de la audición. Está destinado a los niños con pérdida de audición profunda para los que los audífonos no son de utilidad.

LA TERAPIA DEL LENGUAJE Y DEL HABLA.


Posiblemente en una conferencia reciente para padres y maestros, los maestros le expresaron su preocupación acerca de que su hijo podría tener un problema con el habla o el lenguaje. O quizás mientras ha hablado con su hijo, se ha dado cuenta de que tartamudea de vez en cuando. Quizás su hijo tiene un problema. Y si este fuera el caso, ¿qué debe hacer?
Intervenir a tiempo es un buen consejo. Una evaluación por un patólogo certificado en problemas del habla y del lenguaje puede determinar si su hijo tiene dificultades.

¿Qué es la terapia del habla y del lenguaje?


La terapia del habla y del lenguaje es el tratamiento para la mayoría de los niños con discapacidades del habla y aprendizaje del lenguaje. Las discapacidades en el habla se refieren a problemas con la producción de sonidos, mientras que los problemas con el aprendizaje del lenguaje son las dificultades al combinar las palabras para expresar ideas.

Trastornos del habla y del lenguaje


  • Los trastornos de articulación - dificultad producir sonidos en las silabas y al emitir palabras de forma incorrecta de modo que otras personas no pueden entender lo que la persona está diciendo.
  • Trastornos con la fluidez del habla con problemas que incluyen tartamudez - una condición donde el habla se interrumpe debido a pausas anormales, repeticiones o sonidos prolongados y silabas.
  • Resonancia o trastornos de la voz - incluye problemas con el tono, el volumen o la calidad de la voz. Distrae a los oyentes de lo que se está diciendo. Estos tipos de trastornos también pueden causar dolor al niño o hacerle sentir incómodo cuando está hablando.
  • Disfagia oral/trastornos de la alimentación - incluye dificultades al comer o al tragar.
Los trastornos del lenguaje pueden ser receptivos o expresivos:
  • Los trastornos receptivos se refieren a las dificultades al entender o procesar el lenguaje
  • Los trastornos expresivos incluyen dificultades para combinar palabras, vocabulario limitado o inhabilidad de usar el lenguaje en forma socialmente apropiada.

Especialidades en terapias del habla y del lenguaje


Los fonoaudiólogos (Speech-Language Pathologists o SLPs en Inglés), generalmente conocidos como terapeutas del habla, son profesionales educados en el estudio de la comunicación humana, su desarrollo y sus trastornos. Estos profesionales tienen como mínimo una maestría y una licencia del estado en esta especialidad, así como un certificado o una competencia clínica de La Asociación Americana del Habla, Lenguaje y Audición ASHA (American Speech-Language-Hearing Association (ASHA)).
Al evaluar las habilidades del habla, lenguaje, comunicación cognitiva y la forma de tragar de los niños y adultos, los patólogos del habla y del lenguaje pueden identificar problemas en la comunicación y la mejor manera de tratarlos.
Los fonoaudiólogos  atienden los trastornos en la articulación del lenguaje, problemas con su fluidez, trastornos orales, motores y de la voz, así como trastornos en el lenguaje receptivo y expresivo.

Remedios


En la fonoaudiología, el terapeuta apropiado trabajará con el niño individualmente, en un pequeño grupo o directamente en un aula de clase para sobrellevar las dificultades que incluye cada trastorno en particular.
Los terapeutas utilizan una variedad de estrategias incluyendo:
  • Actividades de intervención del lenguaje. En estos ejercicios el Patólogo del Habla y del Lenguaje interactúa con un niño jugando y hablando. El terapeuta puede utilizar fotos, libros, objetos o eventos actuales para estimular el desarrollo del lenguaje. El terapeuta también puede pronunciar correctamente las palabras como ejemplo y utilizar ejercicios de repetición para fortalecer el habla y los mecanismos del lenguaje.
  • Terapia de la articulación. Los ejercicios de articulación o producción de los sonidos incluyen la pronunciación correcta de sonidos y silabas por parte del terapeuta generalmente durante actividades de juego. El terapeuta le demostrará físicamente al niño cómo emitir ciertos sonidos como el sonido de la “r” y cómo mover la lengua para producir ciertos sonidos.
  • Terapia oral y motora de la alimentación. El terapeuta utilizará una variedad de ejercicios, incluyendo el masaje facial, y movimientos para ejercitar la lengua, labios y mandíbula que fortalecen los músculos de la boca. El terapeuta también trabajará con diferentes texturas y temperaturas de alimentos para incrementar la atención oral del niño mientras come y traga.

¿Cuándo es necesaria la terapia?


Los niños pueden necesitar fonoaudiología por una variedad de razones:
  • Problemas de audición
  • Retrasos cognitivos (intelectuales, del raciocinio) u otros retrasos del desarrollo
  • Musculatura oral débil
  • Defectos de nacimiento como el labio leporino
  • Autismo
  • Problemas motores
  • Problemas respiratorios (trastornos de la respiración)
  • Trastornos al tragar
  • Lesiones cerebrales traumáticas
La terapia debe comenzar lo antes posible. Los niños que reciben terapia temprano en su desarrollo (aquellos menores de 3 años de edad) tienden a tener mejores resultados que aquellos que comienzan la terapia más tarde. Esto no quiere decir que los niños mayores no se benefician de la terapia sino que lo hacen a un ritmo más lento porque ya han aprendido otros patrones que deberán cambiar.

Encontrando a un terapeuta


Es importante cerciorarse que el terapeuta que usted elija, haya sido certificado por ASHA. Este certificado confirma que el terapeuta tiene como mínimo una maestría en esta especialidad, se ha examinado con éxito en una prueba nacional, y ha completado un programa de beca clínica bajo supervisión.
Algunas veces los asistentes en las terapias (los cuales generalmente han completado una licenciatura asociada de dos años o una licenciatura universitaria) pueden ayudar a administrar servicios de terapia del lenguaje bajo la supervisión de un terapeuta certificado por ASHA. El terapeuta de su hijo debe tener una licencia certificada de su estado y tener experiencia profesional en el trastorno especifico de su hijo.
Usted puede pedirle al doctor de su hijo o a uno de los maestros en la escuela que le recomiende a un especialista. También puede chequear el directorio telefónico local. Las asociaciones de su estado especializadas en patologías del habla y del lenguaje, y audición, también mantienen listados de terapeutas certificados y licenciados.

Ayudando a su hijo


Los expertos consideran que involucrar a los padres es crucial para el progreso del niño en este tipo de terapia.
Los padres son una parte muy importante en la terapia y ayudan a determinar el éxito del programa. Los niños que completan el programa con más éxito y con los mejores resultados a largo plazo son aquellos cuyos padres han estado involucrados.
Pregúntele a su terapeuta sobre la mejor forma de ayudar a su hijo en la terapia. Por ejemplo, es importante que usted ayude a su hijo a realizar las actividades de estimulación en casa que sugiera el terapeuta, para asegurar el progreso continuo y la práctica de los nuevos hábitos aprendidos.
El proceso de superar un trastorno del lenguaje puede tomar algún tiempo. Por ello, es importante que todos los miembros de la familia sean pacientes y entiendan la situación del niño.

RETRASO EN EL DESARROLLO DEL HABLA O EL LENGUAJE.


Su hijo ya tiene 2 años y apenas habla. Dice unas pocas palabras pero, en comparación con otros niños de su edad, usted cree que tiene bastante retraso. Usted recuerda que su hermana era capaz de armar frases completas a la misma edad. Con la esperanza de que su hijo se acabará poniendo al día más adelante, usted pospone la búsqueda de ayuda profesional. Hay niños que caminan muy pronto y otros que hablan muy pronto, se dice. No hay por qué preocuparse...
Esta situación es bastante habitual entre los padres de niños en quienes el habla se desarrolla más despacio de lo habitual. A menos que también observen retrasos en otras áreas del desarrollo inicial del niño, los padres pueden dudar sobre si deberían o no buscar ayuda profesional. Algunos justifican el retraso del habla de sus hijos diciéndose a sí mismos que "ya madurará" o que "a mi hijo le interesa más moverse que hablar".
Conocer qué es "normal" y qué no lo es en el desarrollo del habla y del lenguaje puede ayudarle a saber si usted debería preocuparse o si su hijo está evolucionando según lo esperable en ambos ámbitos.

Desarrollo normal del habla y del lenguaje


Es importante que en cada una de las revisiones médicas sistemáticas a que se someta su hijo, hable con su pediatra sobre el habla y el desarrollo del lenguaje del niño, así como sobre otros aspectos de su proceso evolutivo que le preocupen. Puede ser difícil saber si su hijo solo es inmaduro en su capacidad para comunicarse o si tiene algún problema que requeriría una atención profesional.
Las siguientes normas de referencia sobre el desarrollo pueden servirle de guía:

Antes de los 12 meses


Es importante observar a los niños de esta edad a fin de detectar indicadores de que utilizan la voz para relacionarse con su entorno. El gorjeo y el balbuceo son las fases iniciales del desarrollo del habla. Cuando los bebés se hacen mayores (a menudo en torno a los 9 meses), empiezan a unir sonidos, a incorporar las distintas entonaciones del habla y a decir palabras como "mamá" y "papá" (aunque sin entender qué significan).
Antes de los 12 meses, los bebés deberían ser receptivos a los sonidos y empezar a reconocer nombres de objetos de uso común (por ejemplo, biberón, chupete, etc.). Los bebés que observan atentamente su entorno pero no reaccionan al sonido es posible que presenten pérdidas auditivas (o hipoacusias).

Entre los 12 y los 15 meses


Los niños de esta edad deberían tener un amplio abanico de sonidos en su balbuceo (como p, b, m, d, o n), empezar a imitar y a aproximarse a los sonidos y palabras que modelan los miembros de su familia y típicamente decir una o más palabras (excluyendo "mamá" y "papá") de forma espontánea. Los nombres suelen ser las primeras palabras que utilizan los bebés, como "bebé" y "pelota". Su hijo también debería entender y seguir instrucciones de un solo paso ("Por favor, pásame el juguete" y similares).

De los 18 a los 24 meses


Aunque hay una gran variabilidad, la mayoría de los niños dicen unas 20 palabras cuando tienen aproximadamente 18 meses y unas 50 o más cuando cumplen 2 años. En torno a esta edad, los niños empiezan a combinar dos palabras en frases muy simples, como "bebé llorar" o "papá grande". Un niño de 2 años debería poder identificar objetos de uso común (tanto cuando el objeto está presente como cuando se trata de imágenes del objeto), señalar sus ojos, sus orejas y su nariz cuando alguien se las menciona y seguir instrucciones de dos pasos (como "Por favor, recoge el juguete y dámelo").

De 2 a 3 años


Los padres suelen presenciar grades avances en el habla de sus hijos a esta edad. El vocabulario del niño debería crecer considerablemente (demasiadas palabras para poderlas contar) y el niño debería combinar de forma sistemática tres o más palabras en frases más largas.
Su comprensión también debería mejorar; con 3 años, un niño debería empezar a entender qué significa "ponlo en la mesa" o "ponlo debajo de la cama". Su hijo también debería empezar a identificar colores y a entender conceptos descriptivos (por ejemplo, grande versus a pequeño)


3 de enero de 2016

COCINITAS CON CAJAS DE CARTÓN.


Es fácil construir una cocinita como éstas fabricadas con cajas de cartón

Como pueden ver en las imágenes es fácil hacerlas. Tan sólo necesitaran cajas de cartón de diferentes tamaños y utilizar su imaginación para convertirlas en unas auténticas cocinitas de juguete

Cuando compramos artículos grandes que vienen en caja, luego ya no sabemos que hacer con la caja y termina en la basura. Si quieres darle otro uso y entretener a tus niños, puedes transformarlas en una linda cocina. 

También podrías necesitar pedazos de tela, tapas de plástico y otros artículos que desees añadir para que la cocina quede increíble.

 Con esta actividad motivarás en tus pequeños las ganas de reciclar, aprenderán que no siempre las cosas tienen que ser compradas o de marca para ser divertidas y además fomentarás su imaginación y creatividad si los involucras en la elaboración




















ACOSO ESCOLAR CIBERNETICO


Los matones del colegio y las alumnas malintencionadas han existido desde siempre, pero la tecnología les ha ofrecido una nueva plataforma para actuar. En calidad de adultos, cada vez nos damos más cuenta de que la frase "a palabras necias, oídos sordos" ha dejado de ser cierta.

Los insultos, sean reales o virtuales, pueden tener graves consecuencias emocionales en niños y adolescentes.
No siempre es fácil saber cómo y cuándo intervenir en calidad de padres. Para empezar, nuestros hijos tienden a utilizar la tecnología de una forma diferente a la nuestra.

Los niños de hoy en día empiezan a jugar a juegos virtuales y a enviarse mensajes de texto (SMS) con sus móviles desde muy pronto y la mayoría de adolescentes disponen de teléfonos inteligentes que los mantienen conectados constantemente a Internet.

Muchos están conectados a Facebook y participan en chats o se envían mensajes de texto durante todo el día. Hasta el hecho de enviar un correo electrónico o de dejar un mensaje de voz en un contestador automático les puede resultar de lo más anticuado. 


Su conocimiento del mundo digital puede resultar intimidatorio para un padre, pero si usted se involucra en el mundo virtual de su hijo del mismo modo que en su mundo real, podrá ayudar a protegerlo contra las múltiples amenazas de Internet y del mundo virtual.


Afortunadamente, nuestra creciente conciencia sobre el acoso escolar cibernético o "ciberacoso escolar" nos ha ayudado a aprender a prevenirlo. He aquí algunas recomendaciones sobre qué puede hacer si el acoso escolar se ha convertido en una parte de la vida de su hijo.



¿Qué es el acoso escolar cibernético?


El acoso escolar cibernético consiste en utilizar la tecnología para acosar, amenazar, avergonzar, intimidar o criticar a otra persona. Por definición, se produce entre niños y/o adolescentes. Cuando está implicado un adulto, se adapta a la definición de ciber acoso ciber acecho, un delito que puede tener consecuencias legales e implicar condenas de cárcel.


A veces el acoso escolar cibernético es fácil de detectar; por ejemplo, su hijo le puede enseñar un mensaje de texto, un mensaje enviado a través de Twitter o una respuesta a una actualización de Facebook que sea violento, cruel o claramente malintencionado. 


Hay otras formas de acoso que son menos evidentes, como suplantar a alguien a través de Internet o colgar información personal, fotos o vídeos para avergonzar o herir a otras personas. Algunos niños informan de que se pueden crear cuentas, páginas web, o nombres de usuario falsos con la única intención de acosar y acechar a supuestas víctimas.


El ciberacoso escolar también puede ocurrir de forma completamente accidental. El carácter impersonal de los mensajes de texto (MSM), los mensajes instantáneo (MI) y los correos electrónicos puede dificultar la identificación del tono de quien los escribe: un chiste para una persona puede ser un insulto demoledor para otra. De todos modos, cuando se detecta un patrón repetido en una serie de correos electrónicos, mensajes de texto o comentarios publicados en Internet es muy raro que se trate de algo accidental.



Una encuesta realizada en EE.UU. en el año 2006 por la organización, Fight Crime: Invest in Kids (Lucha contra el delito: invierta en los niños), reveló que uno de cada tres adolescentes y uno de cada seis pre adolescentes habían sido víctimas del acoso escolar cibernético. Conforme más y más niños vayan accediendo a los ordenadores y los teléfonos móviles, lo más probable que la incidencia del ciberacoso escolar se incremente.


Efectos del acoso escolar cibernético



El acoso escolar ha dejado de limitarse al patio de la escuela y los callejones y ahora puede ocurrir tanto en casa como en la escuela y prácticamente durante las 24 horas del día. Mientras los niños puedan acceder a un teléfono, un ordenador u otro dispositivo informático (como un Tablet), se exponen a ese riesgo.



El acoso cibernético extremo o de carácter crónico puede exponer a las víctimas a un mayor riesgo de desarrollar ansiedad, depresión u otros trastornos relacionados con el estrés. En algunos casos sumamente infrecuentes, pero sobre los que se ha escrito mucho, algunos niños han acabado recurriendo al suicidio.



El castigo de los acosadores escolares cibernético puede incluir la expulsión del centro de estudios o del equipo deportivo. Ciertos tipos de ciberacoso también pueden infringir las normas del centro de estudios o incluso las leyes contra el acoso sexual o contra la discriminación.



Signos del acoso escolar cibernético
Muchos niños y adolescentes que son víctimas del acoso cibernético se resisten a decírselo a sus profesores o padres, a menudo porque se avergüenzan del estigma social que conlleva o porque temen que les retiren el privilegio de utilizar el ordenador en casa.
Los signos de que un niño puede estar recibiendo acoso cibernético varían bastante, aunque hay algunos aspectos en los que se deberían fijar los padres:
muestras de angustia emocional mientras el niño utiliza Internet o el teléfono o después de utilizarlos mantener en secreto su vida digital mantenerse apartado de sus amistades y actividades sociales evitar la escuela o las reuniones grupales sacar peores notas y tener ataques de rabia en casa presentar cambios de humor, de comportamiento, de sueño o de apetito.



Cómo pueden ayudar los padres


Si averigua que su hijo está siendo víctima del acoso cibernético, hable con él sobre cualquier experiencia similar que usted tuvo cuando era niño. Esto le puede ayudar a no sentirse tan solo. Dígale a su hijo que no es culpa suya y que el acoso dice mucho más sobre el acosador que sobre la víctima. Hablar con los profesores o con el director de la escuela también puede ayudar pero, antes de dar ese paso, permita que su hijo le dé las claves necesarias.

Muchos centros de enseñanza, distritos escolares y centros de actividades extraescolares han establecido protocolos para responder al acoso cibernético; estos protocolos pueden variar entre los distintos distritos y estados. Pero, antes de informar sobre el problema, dígale a su hijo lo que piensa hacer, ya que podrían preocuparle los "cotilleos" y preferir que se resuelva el problema protegiendo su intimidad.



Otras posibles medidas a adoptar son las siguientes:
Bloquear al acosador. La mayoría de aparatos electrónicos e informáticos disponen de funciones que permiten bloquear electrónicamente correos electrónicos, SMS e IM procedentes de personas concretas.



Limitar el acceso a la tecnología. 

Por mucho que les duela, muchos niños y chicos que son víctimas del acoso cibernético no pueden resistir a la tentación de entrar en los sitios web o mirar el teléfono para comprobar si han recibido mensajes nuevos. Mantenga el ordenador en un espacio público de la casa (nada de portátiles en la habitación de los niños, por ejemplo) y límite el uso de los móviles y los juegos digitales. Algunas compañías ofrecen la posibilidad de desconectar el servicio de mensajes de texto durante ciertas horas. Y la mayoría de sitios de Internet y de teléfonos permiten instalar controles que permiten a los padres acceder los mensajes de sus hijos y a su vida digital.


Conocer el mundo de Internet de su hijo

Compruebe lo que su hijo publica en Internet y las páginas web que visita, y sea consciente de la forma en que pasa el tiempo cuando se conecta a Internet. Hable con él sobre la importancia de la intimidad y sobre por qué no es conveniente compartir información personal en Internet, ni siquiera con sus amigos. Recalque la importancia de guardar de forma segura sus claves de acceso o contraseñas. Establezca acuerdos consensuados con su hijo sobre el uso del teléfono móvil y de las redes sociales que esté dispuesto a cumplir.
Informarse en Internet de recursos e información de apoyo sobre el acoso informático.
Si su hijo está de acuerdo, puede acordar una mediación con un terapeuta u orientador escolar que puede trabajar con su hijo y/o con el acosador.

Si el acosador es su hijo
Enterarse de que su hijo es quien está actuando de forma inapropiada puede suponer para usted un gran disgusto y una enorme desilusión. Es importante afrontar el problema de cara en vez de esperar a que desaparezca por sí solo.



Hable a su hijo con firmeza sobre su comportamiento y explíquele el efecto negativo que puede tener sobre los demás. Gastar bromas y tomar un poco el pelo a la gente puede parecer divertido, pero es algo que puede herir los sentimientos de la gente y generar problemas. 


Para llegar al fondo de la cuestión, a veces puede resultar útil hablar con los profesores, orientadores escolares y otro tipo de personal del centro de estudios de su hijo para identificar situaciones que pueden haber conducido a que se haya convertido en acosador. 


Los terapeutas profesionales pueden enseñar a los niños a manejar sus sentimientos y a mejorar su confianza en sí mismos y sus habilidades sociales, lo que a su vez puede reducir el riesgo de implicarse en conductas de acoso. Si usted es un experto en tecnología, haga de modelo a su hijo para enseñarle a entender las ventajas y los riegos de la vida en el mundo digital.


Si su hijo tiene problemas para controlar el enfado, hable con un terapeuta para que le enseñe estrategias para afrontar el enfado, la ira, el dolor, la frustración y otras emociones intensas de una forma saludable.



El acoso, independientemente del modo en que se haga, es algo inaceptable; dígale que si prosigue con el acoso, su comportamiento podría acarrear graves consecuencias (a veces irrevocables) en casa, el centro de estudios y la sociedad.Recuerde a su hijo que usar móviles y ordenadores es un privilegio. 

A veces ayuda restringir el uso de estos aparatos hasta que mejore el comportamiento. Si considera que su hijo debe disponer de un teléfono móvil por cuestiones de seguridad, asegúrese de que el teléfono puede utilizarse solamente en casos de emergencia. 

Si su hijo tiene antecedentes de tomar decisiones impulsivas mientras está conectado, insista en instalar estrictos controles parentales en todos los dispositivos que utiliza.