La tarea de los padres es:

Dar amor, crecer con fé y dar fuerza para mantener la esperanza.

3 de enero de 2016

EVITANDO QUEMADURAS,CHOQUES E INCENDIOS.

Desde los grifos excesivamente calientes hasta las tazas de café que se vuelcan, las quemaduras son un peligro potencial en todos los hogares. De hecho, las quemaduras (especialmente aquellas producidas por agua y líquidos calientes) son algunos de los accidentes más frecuentes que ocurren en la infancia. Los bebés y los niños pequeños son particularmente susceptibles: son curiosos, pequeños y tienen una piel sensible que exige protección adicional.
A continuación se enumeran algunas maneras importantes de proteger a los niños de las quemaduras, así como de las descargas eléctricas y los incendios domésticos, en su hogar.

En general

Elabore un plan de escape ante incendios con dos salidas de la casa, además de un lugar de reunión designado una vez afuera. Practique regularmente el plan de escape ante incendios.
  • Tenga una escalera de emergencia en los pisos superiores de su casa para el caso que se produzca un incendio. Deje la escalera dentro o cerca de la habitación de un adulto o un niño mayor que sea capaz de usarla.
  • Asegúrese de tener una alarma de humo en todos los niveles y en todas las habitaciones de su casa. Pruebe las alarmas de incendio todos los meses y recuerde cambiarles las pilas dos veces al año.
  • Reemplace las alarmas de humo que tienen más de 10 años.
  • Instale un extinguidor de incendios en la cocina y sepa cómo usarlo.

Prevención

  • Ponga tapas de seguridad para niños en todos los tomacorrientes.
  • Deshágase de los aparatos y los electrodomésticos con cables viejos o gastados, y de los alargadores que parezcan estar dañados.
  • Ate el exceso de cable de las lámparas u otros aparatos eléctricos con una cinta de amarre para evitar las lesiones al masticarlos. También puede comprar un soporte o un carrete especialmente diseñados para ocultar el cable extra.
  • Coloque el televisor y el equipo de música contra la pared para que las manos pequeñas no puedan acceder a las superficies posteriores ni a los cables.
  • Asegúrese de que todos los cables de la iluminación navideña, como las luces de los árboles de las fiestas, estén correctamente aislados (por ejemplo, revise que el cableado no esté al descubierto ni roto). Ate el exceso de cable y desconecte las luces cuando no las utilice.
  • Revise frecuentemente los juguetes electrónicos para detectar signos de desgaste; se deben reparar o desechar de inmediato los objetos que hacen chispas, están calientes al tacto o tienen un olor fuera de lo común.
  • Elija prendas para dormir catalogadas como ignífugas (de poliéster o algodón tratado). Generalmente, las sudaderas o los pantalones que no están catalogados como prendas para dormir no son ignífugos.
  • Asegúrese de que los niños mayores sean especialmente cuidadosos al utilizar planchas o rizadoras.
  • Asegúrese de que ningún velador esté en contacto con telas, como cubrecamas o cortinas.
  • Coloque los calefactores eléctricos a una distancia de por lo menos 3 pies (91 centímetros) de las camas, las cortinas o cualquier objeto inflamable.
  • Si tiene que utilizar un humidificador o un vaporizador, opte por un modelo de vapor frío en lugar de uno de vapor caliente.
  • Examine los hogares y las estufas a leña. Es posible que también haya que examinar los radiadores y los zócalos radiantes eléctricos.
  • Enséñeles a los niños que jamás deben poner nada en el hogar cuando está encendido. Además, asegúrese de que sepan que las puertas de vidrio del hogar pueden calentarse mucho y causar una quemadura.
  • Haga limpiar regularmente todas las chimeneas.
  • Limpie las pelusas de la rejilla de ventilación de la secadora de ropa después de utilizarla.
  • No encienda fuegos artificiales ni bengalas.
  • Mantenga los fósforos, los encendedores, los productos químicos y las velas fuera del alcance de los niños.
  • No fume dentro de la casa, especialmente cuando esté cansado, esté tomando medicamentos que pueden provocar somnolencia o esté en la cama.
  • No coloque los cables de electricidad debajo de las alfombras o los tapetes.
  • No sobrecargue los tomacorrientes.

Baño

  • Coloque el termostato de agua caliente a 120°F (49°C) o manténgalo en un nivel "bajo-medio": un niño puede quemarse en 5 segundos en el agua a una temperatura de 140°F (60°C). Si no puede controlar la temperatura del agua (por ejemplo, si vive en un apartamento), instale un dispositivo antiquemaduras, que es relativamente económico y que tanto usted como un plomero pueden instalar con facilidad.
  • Pruebe siempre el agua del baño con el codo antes de colocar a su hijo dentro de la bañera.
  • Siempre abra el agua fría primero y ciérrela en última instancia cuando haga correr el agua de la bañera o el fregadero.
  • En la bañera, coloque a los niños de espalda a los grifos o los accesorios, de modo que haya menos probabilidades de que jueguen con ellos y abran el agua caliente accidentalmente.
  • Desconecte todos los aparatos eléctricos del baño (secadoras de cabello, rizadoras, afeitadoras eléctricas) cuando no se utilicen.
  • Enséñeles a los niños que las rizadoras o las planchas pueden estar calientes después de usarlas, incluso si están desconectadas.
  • Lo ideal es instalar disyuntores en el cuarto de baño.

Cocina y comedor

  • Delimite un área de 3 pies alrededor de la estufa donde no se pueda jugar y donde no se permita la permanencia de los niños.
  • No permita que un niño use un caminador en la cocina (la Academia Estadounidense de Pediatría [American Academy of Pediatrics] desaconseja totalmente el uso de caminadores en general).
  • Nunca tome bebidas calientes o sopa con un niño sentado en su regazo ni tampoco camine llevando líquidos o platos calientes alrededor de los niños. Si debe caminar con un líquido caliente en la cocina (como una olla de sopa o una taza de café), asegúrese de saber dónde están los niños para no tropezar con ellos.
  • No tenga un bebé o un niño pequeño en brazos mientras está cocinando.
  • Coloque los mangos de las ollas hacia la parte trasera de la estufa cada vez que cocine.
  • Bloquee lo más posible el acceso a la estufa. (Es recomendable instalar un pestillo en la estufa y bloqueadores en las perillas de la estufa.)
  • No caliente los biberones en el microondas. El líquido puede calentarse de manera irregular, lo que produce burbujas calientes de leche materna o de fórmula que pueden causar quemaduras en la boca de un bebé.
  • Mantenga las bebidas y las comidas calientes lejos del alcance de los niños.
  • No use manteles ni individuales grandes. Un niño pequeño puede jalarlos y volcar una bebida caliente o un plato de comida.
  • Desconecte todos los electrodomésticos de la cocina cuando no se usen y mantenga los cables lejos del alcance de la mano.
  • Coloque cerraduras en los armarios donde se guardan los productos de limpieza. Muchos de estos pueden causar quemaduras. Siempre guarde los productos de limpieza en sus envases originales, jamás en jarras de leche o de plástico.

En el exterior y dentro del automóvil

  • Use con cuidado los aparatos de la zona de juegos. Si hace mucho calor afuera, utilice los aparatos solo por la mañana, después de que hayan tenido la oportunidad de enfriarse durante la noche.
  • Saque el asiento de seguridad o el cochecito de su hijo del rayo del sol cuando no los use, ya que los niños pueden sufrir quemaduras cuando el vinilo y el metal están calientes. Si debe dejar el asiento de seguridad o el cochecito al sol, cúbralos con una sábana o una toalla.
  • Antes de dejar su automóvil estacionado en un día de calor, cubra las hebillas de las trabas de metal de los cinturones de seguridad de los asientos para evitar que el sol las caliente de manera directa.
  • No olvide la pantalla solar cuando vaya a estar al aire libre. Utilice un producto con un FPS de 15 o más. Aplique la pantalla solar 20 a 30 minutos antes de salir y vuelva a aplicarla cada 2 horas o con más frecuencia si está en el agua. No utilice pantalla solar en los bebés que tienen menos de 6 meses: los pequeños de esta edad no deben estar al sol.

Prepárese

Si está embarazada o ya tiene niños, es recomendable:
  • Aprender resucitación cardiopulmonar (RCP) y la maniobra de Heimlich.
  • el número de teléfono del médico del niño.
  • los números de los teléfonos celulares y del trabajo de los padres
    • los números del vecino o de un familiar que vive cerca (si necesita que una persona cuide a otros niños en caso de una emergencia)
  • Armar un botiquín y guardar dentro las indicaciones en caso de emergencia.
  • Enseñarles a los niños cómo y cuándo llamar al 911 o a otros números de emergencia para pedir ayuda.
  • Instalar detectores de humo y de monóxido de carbono.

Cómo cuidar la seguridad del entorno y adaptarlo especialmente para los niños

Para revisar los resultados de sus intentos por hacer de su hogar un sitio seguro para los niños, póngase de rodillas en todas las habitaciones de su casa para ver las cosas desde la perspectiva de un niño. Tome conciencia del entorno que rodea a su hijo y de lo que podría ser potencialmente peligroso.
Lograr que su casa sea un sitio totalmente seguro para los niños puede ser difícil. Si no puede implementar medidas de seguridad para proteger a los niños en toda la casa, puede cerrar las puertas (y cubrir los pomos) en las habitaciones donde los niños no deben entrar, a fin de evitar que ingresen a los lugares donde la seguridad no es la adecuada para ellos. En las puertas corredizas, cubrir los pomos y colocar pestillos que sean seguros para los niños también resulta excelente para evitar que los pequeños salgan de la casa.
Por supuesto, qué tan segura o poco segura es su casa para los niños depende de usted. La supervisión es la mejor forma de ayudar a evitar que los niños sufran lesiones. Sin embargo, hasta el padre más atento no puede brindarle a un niño una protección del 100% todo el tiempo.
Ya sea que tenga un bebé, un niño pequeño o uno en edad escolar, su casa debe ser un refugio donde el pequeño puede explorar sin correr riesgos. Después de todo, tocar, sostener, trepar y explorar son las actividades que desarrollan el cuerpo y la mente de su hijo.

SEGURIDAD EN CASA.


Los bebés alcanzan objetos, los agarran, ruedan sobre sí mismos, se sientan y, a la larga, gatean, se levantan del suelo, exploran agarrándose a los muebles y acaban andando solos. 

En muchas etapas de sus dos primeros dos años de vida, son capaces de desplazarse por toda la casa, caerse una y otra vez e interesarse por los objetos de muchas formas distintas. Y los niños de entre uno y tres años intentan treparse a los muebles, a pesar de que carecen de la coordinación necesaria para reaccionar ante ciertos peligros. 

Se levantan utilizando las patas de las mesas; utilizan escritorios y tocadores a modos de gimnasio e intentan agarrar todo lo que ven.

Por lo tanto, la posibilidad de una caída peligrosa o de precipitarse sobre esquinas puntiagudas puede ocurrir en casi cualquier parte de la casa.
He aquí una serie de medidas que le ayudarán a prevenir que su hijo sufra accidentes en el hogar:
Andadores

No permita que su hijo utilice ningún andador. El uso de los andadores para bebés se ha reducido drásticamente desde sus máximas cotas, alcanzadas en los años noventa del siglo XX, pero se siguen viendo unas 3.000 lesiones al año relacionadas con los andadores en los servicios de urgencias de EE.UU. Los bebés que utilizan andadores se pueden caer sobre objetos que no ven, volcarse sobre estufas calientes, piscinas y calefactores y rodar escaleras abajo. 

Los andadores pueden proporcionar a los bebés el impulso necesario para atravesar vallas protectoras (a veces con una escalera al otro lado).
En vez de un andador, considere la posibilidad de utilizar un centro de actividades de carácter estático.
Ventanas

No confíe en los mosquiteros o rejillas que cubren las ventanas como sistema de prevención de posibles caídas desde las ventanas.
Abra las ventanas por la parte superior, o utilice protectores de ventanas para impedir que su hijo se caiga por ventanas abiertas (un niño se puede caer por una ventana cuya abertura sea solo de 12,7 centímetros o 5 pulgadas). 

Asegúrese de que los protectores de ventana son a prueba de niños pero fáciles de abrir por un adulto en caso de incendio.
Aleje sillas, cunas, camas y otros muebles de las ventanas para impedir que su hijo se trepe a estos muebles a fin de acceder a la parte inferior.
Escaleras

Nunca deje a un niño desatendido cerca de las escaleras, incluso aquellas que están protegidas con una valla de seguridad. Los bebés pueden trepar por estas vallas, colocadas en los escalones más altos, y caerse desde una altura incluso superior. Instale adecuadamente una valla de seguridad en la puerta de la habitación de su hijo para que nunca pueda acceder por su cuenta a la parte más alta de las escaleras.

Mantenga las escaleras libres de juguetes, zapatos, alfombras sueltas y similares.
Instale protectores de seguridad en los pasamanos o barandillas de las escaleras si su hijo cabe por sus huecos.
Instale vallas de seguridad fijadas con tornillos a la pared al principio y al final de cada una de las escaleras que tenga en casa (las vallas de seguridad portátiles instaladas a presión no son tan seguras).
Evite las vallas de seguridad de tipo acordeón, donde se pueden quedar enganchadas las cabezas de los niños.
Enseñe a su hijo cómo debe bajar las escaleras desplazándose hacia atrás; recuerde que el único ejemplo del que dispone es usted bajándolas hacia adelante.

Por toda la casa
No tenga alfombras sueltas por la casa. Coloque antideslizantes debajo de ellas para mantenerlas fijas a la superficie del suelo.
No deje nunca a un bebé en una silla de seguridad, un portabebés o una hamaquita sobre una mesada, mostrador o cualquier otra superficie de otro mueble. La fuerza de los movimientos del bebé podrían desplazar y volcar el soporte del bebé, ocasionándole graves lesiones.
Asegúrese de que todos los muebles a los que se podría trepar su hijo (mesas, escritorios, armarios, muebles para la televisión) son robustos y estables para que el pequeño no los pueda tumbar. Esté especialmente atento a los muebles más pesados, como una estantería llena de libros o un centro de entretenimiento, que se podrían volcar sobre su hijo. Usted también puede colocar soportes en forma de "L" para sujetar muebles a las paredes e impedir que su hijo intente subirse a unos muebles que se podrían volcar sobre él.
Coloque protectores de seguridad para esquinas u otros elementos almohadillados en las esquinas de las mesitas para el café y de otros muebles y superficies provistos de bordes puntiagudos.
Limpie de inmediato cualquier líquido que caiga en el suelo.
Coloque tiras antideslizantes en las bases de las bañeras.
Cunas, camas y cambiadores
No deje nunca a un bebé desatendido sobre una cama o cambiador. Si sonara el teléfono mientras usted lo estuviera cambiando, lléveselo consigo mientras contesta al teléfono. Si debe dejar al bebé solo durante un momento, déjelo en su cuna o corralito.
Utilice cambiadores con barandas protectoras de 5 centímetros (2 pulgadas) de altura.
Asegure siempre a su hijo, utilizando cinturones de seguridad, en los cambiadores, así como en las sillitas, y cochecitos. Asegúrese de sujetar bien a los niños pequeños en el asiento de los carros del supermercado.
Mantenga las barandas laterales subidas en las cunas.
Los protectores de cuna no son recomendables pero, si decide utilizarlos, retírelos en cuanto el bebé empiece a levantarse y a ponerse de pie a fin de impedir que los utilice para trepar sobre ellos e intentar salir de la cuna.
No acueste a un niño menor de 6 años en una cama superior. Coloque barandillas en los laterales de las camas.
Retire los manteles de las mesas y guarde los cordones, tiras y otros objetos colgantes fuera del alcance de su bebé

En el exterior

  • No permita que su hijo juegue en una cama elástica, incluso bajo la supervisión de un adulto.
  • Asegúrese de que todas las estructuras de las áreas recreativas donde juega su hijo son seguros, sin partes sueltas ni oxidadas.
  • Asegúrese de que las superficies de estas áreas son lo bastante blandas como para absorber el impacto de las caídas. Unos buenos materiales para cubrir estas superficies son la arena y las virutas de madera; evite las áreas recreativas donde el suelo sea de cemento, hormigón o tierra compacta.
  • Asegúrese de que las escaleras y otros escalones que dan al exterior están libres de juguetes, objetos o cualquier otra cosa que obstruya el paso. Repare cualquier grieta o pieza que falte en el sendero o camino que lleve a su casa.
  • Si su hijo ha empezado a andar en bicicleta, asegúrese de que utiliza un casco y de que conoce las normas de seguridad y las señales de tráfico necesarias para andar en bici. Los traumatismos craneoencefálicos son muy frecuentes a estas edades, de modo que enfatice la norma de usar el casco cuando se monta en bicicleta.

Esté bien preparado

Si usted está esperando un hijo o si ya lo tiene, es una buena idea que:
  • Aprenda las técnicas de reanimación cardiopulmonar (RCP) y la maniobra de Heimlich.
  • Guarde los siguientes números cerca del teléfono familiar (tanto para su propio uso como para el de otras personas que cuiden de su hijo):
    • teléfono gratuito del centro de toxicología 1-800-222-1222 o el de su país
    • número de teléfono del pediatra de su hijo
    • número de los móviles de sus padres y de los teléfonos de los lugares donde trabaja cada uno de ellos
    • número de teléfono de los vecinos o de parientes que viven cerca de su domicilio (si necesita que otras personas vigilen a otros niños en caso de emergencia)
  • Disponga de un botiquín o kit de primeros auxilios y guarde las instrucciones a seguir en caso de emergencia en su interior.
  • Instale detectores de humo y de monóxido de carbono.

Mantener un ambiente seguro y adaptado a los niños

Para comprobar la eficacia de sus esfuerzos por poner su casa a prueba de niños, es una buena idea que se ponga a cuatro patas en cada una de las habitaciones de su domicilio para verla desde la perspectiva de un niño. Preste atención al entorno que rodea a su hijo y fíjese en aquellos objetos que podrían resultarle peligrosos.
Poner una casa totalmente a prueba de niños puede ser complicado. Si no puede poner toda la casa a prueba de niños, pruebe de cerrar las puertas (instalando protectores de seguridad en sus pomos) para que su hijo no pueda andar por lugares no protegidos. En las puertas corredizas, los protectores de seguridad y los pestillos a prueba de niños son buenas medidas para impedir que un niño pequeño salga solo de su casa. Por supuesto, la medida en que ponga su casa a prueba de niños es algo que solo depende de usted. La supervisión por parte de un adulto es la mejor forma de impedir lesiones en la población infantil. De todos modos, ni el más atento de los padres puede garantizar la seguridad de su hijo al 100%.
Independientemente de que usted tenga un bebé, un niño de 1 o 2 años, un niño de preescolar o un niño en edad escolar, su hogar debería ser un refugio donde su pequeño pueda explorar con total seguridad. A fin de cuentas, tocar, agarrar, trepar y explorar el son las actividades que permiten desarrollar tanto el cuerpo como la mente de los niños.

ELECCIÓN DE JUGUETES SEGUROS.

Cada año, llegan a las tiendas cientos de juguetes nuevos que se agregan a los millones ya existentes en el mercado. Los juguetes deben ser divertidos y cumplir una función importante en el desarrollo de los niños. Pero todos los años, son muchos los niños que reciben tratamiento en las salas de emergencia de los hospitales debido a lesiones relacionadas con el uso de juguetes. Uno de los riesgos es atragantarse, particularmente para niños de hasta 3 años porque en esas edades suelen llevarse los objetos a la boca.

Los fabricantes siguen ciertas pautas y clasifican la mayoría de los nuevos juguetes de acuerdo a grupos de edades. Pero, probablemente, lo más importante que puede hacer un padre es supervisar el juego.

La Comisión para la Seguridad de los Productos de Consumo de los Estados Unidos (CPSC, por su sigla en inglés) reglamenta y monitorea estrictamente los juguetes. Desde el año 1995, cualquier juguete fabricado en los Estados Unidos (o importado al país) debe cumplir con las normas de la CPSC.
Aquí incluimos algunas pautas generales para recordar al comprar juguetes:
  • Los juguetes de tela deben contar con una etiqueta que indique que son resistentes a las llamas, o que las retardan.
  • Los juguetes de peluche deben ser lavables.
  • La pintura de los juguetes no debe contener plomo.
  • Los materiales para actividades manuales y artísticas no deben ser tóxicos.
  • Los crayones y las pinturas deben indicar en el envase que cumplen con la norma ASTM D-4236. Esto significa que han sido evaluados por la American Society for Testing and Materials(ASTM).
Evite los juguetes viejos, incluso los que los amigos o la familia le pasan. Tal vez estos juguetes tengan un valor sentimental y, con seguridad, le resultarán económicos, pero es muy probable que no cumplan con las normas de seguridad actuales y es posible que estén tan gastados que podrían romperse y volverse peligrosos.

Y asegúrese de que los juguetes no sean demasiado ruidosos para su hijo. El ruido de algunos sonajeros, juguetes para oprimir, musicales o electrónicos puede ser tan elevado como el de una bocina de automóvil (o incluso más fuerte si el niño lo coloca directamente sobre los oídos) y puede dañar la audición.

Juguetes adecuados para cada edad

Lea siempre las etiquetas para asegurarse de que el juguete es adecuado para la edad del niño. Las pautas publicadas por la CPSC y otros grupos pueden ser útiles para tomar esas decisiones de compra. Aun así, utilice su propio juicio y tenga en cuenta el temperamento, los hábitos y el comportamiento de su hijo cada vez que adquiera un nuevo juguete.

Tal vez crea que un niño avanzado, en comparación con sus pares, puede manipular juguetes para niños mayores. Pero los niveles de edades de los juguetes se determinan de acuerdo con factores de seguridad, no según la inteligencia o la madurez del niño.
Aquí incluimos algunas pautas específicas para cada edad que usted puede tener en cuenta:

Para bebés, niños que ya caminan y niños en edad preescolar

  • Los juguetes deben ser lo suficientemente grandes - por lo menos 1¼ pulgada (3 centímetros) de diámetro y 2¼ pulgadas (6 centímetros) de longitud - de manera que no se puedan tragar o queden atascados en la tráquea. Puede adquirir un tubo de prueba para determinar si el juguete es muy pequeño. Estos equipos son tubos diseñados con aproximadamente el mismo diámetro que la tráquea de un niño. Si un objeto cabe dentro del tubo, es demasiado pequeño para el niño. Si no puede conseguir uno de estos productos, puede utilizar el tubo interior del rollo de papel higiénico.
  • Evite las canicas, las monedas, las pelotas y los juegos con pelotas de un diámetro inferior a 1,75 pulg. (4,4 cm) ya que pueden quedar atascados en la garganta, arriba de la tráquea, e impedir la respiración normal.
  • Los juguetes que funcionan a baterías, deben contar con receptáculos para baterías que se cierren con tornillos, de manera que los niños no los puedan abrir. Las baterías, y los líquidos que puedan derramar estas baterías, presentan un gran peligro para el niño. Entre estos peligros se encuentran la asfixia, los sangrados internos y las quemaduras por productos químicos.
  • Cuando verifique la seguridad del juguete para un bebé o un niño pequeño que ya camina, asegúrese de que sea irrompible y lo suficientemente fuerte para resistir las mordidas. Además, asegúrese de que no tenga lo siguiente:
    • bordes filosos o piezas pequeñas como ojos, ruedas o botones que se puedan desprender.
    • puntas pequeñas que al introducirse en la boca puedan llegar a la garganta del niño.
    • cintas, hilos o cordones de más de 7 pulgadas (18 centímetros).
    • piezas que puedan pellizcar los pequeños dedos del niño.
  • La mayor parte de los rodados pueden utilizarse una vez que el niño es capaz de sentarse correctamente sin ayuda - pero lea las recomendaciones del fabricante. Los juguetes con ruedas, como los caballos que se balancean o los carritos, vienen con cinturones o cintas de seguridad y son lo suficientemente estables y seguros para evitar que se volteen.
  • Los juguetes de peluche y otros juguetes que se venden o que se regalan en las ferias ambulantes, o en las máquinas expendedoras, no están obligados a pasar ninguna prueba de seguridad. Observe con cuidado los juguetes que ha obtenido de una feria para ver si tienen piezas flojas o bordes filosos antes de dárselos al niño.

Para niños en edad escolar

  • Las bicicletas, los monopatines, las patinetas y los patines de ruedas deben utilizarse siempre con cascos que cumplan con las normas de seguridad actuales. También se recomienda el uso de otros equipos de seguridad, como guantes, muñequeras y rodilleras. En las etiquetas encontrará información sobre si estos equipos cuentan con la certificación de CPSC o Snell.
  • Las redes deben estar correctamente construidas y bien sujetas a los aros de básquet para que no se conviertan en un riesgo de estrangulamiento.
  • Los dardos y las flechas de juguete deben tener puntas blandas o ventosas en los extremos; no deben tener puntas duras.
  • Las pistolas de juguete deben ser de colores vivos para que no puedan ser confundidas con las armas reales y debe enseñarles a los niños que jamás deben apuntar a otra persona con un dardo, una flecha o una pistola.
  • Los niños menores de 16 años no deben tener pistolas de aire comprimido o rifles de municiones de plástico.
  • Los juguetes eléctricos deben contar con el rótulo de UL, que indica que cumplen con las normas de seguridad establecidas por Underwriters Laboratories.
  • Lograr que los juguetes continúen siendo seguros en la casa

    Después de comprar juguetes que no presentan peligros, también es importante asegurarse de que los niños sepan cómo usarlos. La mejor manera de lograrlo es supervisarlos mientras juegan. Al jugar con sus hijos usted les enseñará que se puede jugar de una manera segura y divertirse al mismo tiempo.
    Los padres deben hacer lo siguiente:
    • Enseñar a los niños a guardar los juguetes.
    • Revisar los juguetes regularmente para asegurarse de que no estén rotos y que se puedan usar:
      • Los juguetes de madera no deben tener astillas.
      • Las bicicletas y los juguetes para usar al aire libre no deben estar oxidados.
      • Los juguetes de peluche no deben tener costuras rotas ni partes expuestas que se puedan quitar.
    • Tire los juguetes rotos o repararlos inmediatamente.
    • Guarde los juguetes para usar al aire libre cuando no estén en uso. Así evitará que queden expuestos a la nieve o la lluvia.
    Y asegúrese de que los juguetes estén limpios. Algunos juguetes de plástico se pueden lavar en el lavaplatos, pero primero debe leer las indicaciones del fabricante. Otra opción es mezclar jabón antibacteriano o detergente para vajillas suave con agua caliente en un pulverizador y utilizar la solución para limpiar los juguetes, sin olvidar enjuagarlos.

    Objetos peligrosos

    Los niños pueden verse tentados por muchos objetos que no son juguetes. Es importante mantenerlos alejados de los siguientes peligros:
    • fuegos artificiales
    • fósforos
    • tijeras afiladas
    • globos (los globos desinflados o rotos pueden producir asfixia o hacer que el niño se atragante)

    Denunciar los juguetes que son peligrosos

    Verifique el sitio de la CPSC para ver la última información acerca de los juguetes que son retirados del mercado. O comuníquese telefónicamente al (800) 638-CPSC para denunciar un juguete que usted considera peligroso. Si tiene dudas acerca de la seguridad de un juguete, más vale actuar con cautela y no permitir que su hijo juegue con él.

ANSIEDAD,MIEDOS Y FOBIAS.

Todas las personas, desde los niños(as) hasta los adultos más mayores, experimentan ansiedades y miedos de vez en cuando. Sentirse ansioso en una situación particularmente incómoda nunca es agradable. Sin embargo, cuando se trata de los niños(as), experimentar este tipo de sentimientos es normal y necesario. Sentir y lidiar con la ansiedad puede preparar a las personas más jóvenes a hacer frente a experiencias y situaciones retadoras en la vida.

La ansiedad y el miedo son normales


La definición de la ansiedad es “una aprehensión sin una causa aparente.” Suele ocurrir cuando no existe una amenaza inmediata a la seguridad o el bienestar de una persona, pero sin embargo la amenaza se siente como algo real. La ansiedad hace que una persona quiera escapar de una situación -rápidamente. El corazón late con velocidad, el cuerpo puede que empiece a sudar y pronto la persona sentirá “mariposas” en el estómago. Sin embargo, un poco de ansiedad puede ayudar a las personas a mantenerse alerta y concentradas.
Sentir miedo o tener ansiedad sobre ciertas cosas puede ser positivo porque hace que los niños(as) se comporten de una manera más segura. Por ejemplo, un niño(a) que tenga miedo al fuego evitará jugar con fósforos.
La naturaleza de las ansiedades y de los miedos cambia a medida que los niños(as) crecen y se desarrollan:
  • Los bebés experimentan ansiedad ante los extraños, abrazando fuertemente a sus padres cuando personas que no reconocen se acercan a ellos.
  • Los infantes de 10 a 18 meses experimentan ansiedad debido a la separación, sintiéndose emocionalmente disgustados cuando uno o ambos padres se apartan de su lado.
  • Los niños(as) con edades entre cuatro y seis años de edad sienten ansiedad respecto a las cosas que no se basan en la realidad, como por ejemplo, el miedo a los monstruos y a los fantasmas.
  • Los niños(as) con edades entre los siete y 12 años generalmente tienen miedos que reflejan circunstancias reales que pueden ocurrirles como por ejemplo, lastimarse o enfrentar desastres naturales.
A medida que los niños(as) crecen, un tipo de miedo puede desaparecer o ser reemplazado por otro. Por ejemplo, un niño(a) que no puede dormir con la luz apagada a los cinco años puede que disfrute un cuento sobre fantasmas años después al asistir a una fiesta. Algunos miedos pueden referirse únicamente a un cierto tipo de estímulo. En otras palabras, un niño(a) puede que quiera acariciar a un león en el zoológico pero ni soñaría con acercarse a acariciar al perro de un vecino

Reconociendo los síntomas de la ansiedad


Los miedos típicos de la niñez cambian con la edad. Estos incluyen el miedo a los extraños, a las alturas, a la oscuridad, a los animales, a la sangre, a los insectos o a estar solo(a). Los niños(as) generalmente aprenden a tenerle miedo a un objeto específico o a una situación después e haber tenido una experiencia desagradable, como la mordedura de un perro o un accidente.
La ansiedad a causa de la separación es muy común cuando los niños(as) pequeños comienzan la escuela; mientras que los adolescentes pueden experimentar un tipo de ansiedad relacionada con la aceptación social y los logros académicos.
Si los sentimientos de ansiedad persisten, pueden afectar la sensación de bienestar de los niños(as). La ansiedad asociada con evitar situaciones sociales puede tener efectos a largo plazo. Por ejemplo, un niño(a) con miedo a de ser rechazado puede dejar de aprender ciertos hábitos para relacionarse en la sociedad, ocasionando que su aislamiento social.
Muchos adultos se sienten atormentados por miedos que comenzaron a partir de experiencias en la infancia. El miedo de un adulto de hablar en público puede ser el resultado de haber sido avergonzado en frente de compañeros del colegio muchos años atrás. Es importante reconocer e identifique los signos y los síntomas de las ansiedades de sus hijos(as) para que la preocupación no sea excesiva.
Algunos de los signos que pueden revelar la ansiedad de un niño(a) respecto a algo, pueden incluir:
  • una actitud demasiado apegada, impulsiva o distraída
  • movimientos nerviosos, como un tic temporal
  • problemas para quedarse dormido(a) o lo contrario, dormir más de lo normal
  • manos sudadas
  • ritmo cardiaco y respiración acelerada
  • nausea
  • dolores de cabeza
  • dolores de estómago
Además de estos signos, los padres generalmente pueden darse cuenta de cuando su hijo(a) no se siente cómodo respecto a algo. Escucharles con atención siempre ayuda; algunas veces simplemente hablar sobre el miedo puede ayudar a un niño(a) a superarlo.

¿Qué es una fobia?


Cuando las ansiedades y los miedos persisten, algunos problemas pueden surgir. Independientemente de cuánto un padre desee que su hijo(a) supere ciertos miedos, a veces lo contrario ocurre, y la causa de la ansiedad abarca más terreno y se hace más prevalente. La ansiedad entonces se convierte en una fobia o un miedo que es extremo, severo y persistente.
Una fobia puede ser difícil de tolerar, tanto para los niños(as) como para las personas que los rodean, especialmente si los estímulos que producen la ansiedad (cualquier situación u objeto que la motive) sea difícil de evitar (e.g., las tormentas).
Las fobias "reales" son una de las principales causas por las que los niños(as) son referidos a los profesionales de la salud mental. Pero la buena noticia es que a menos que la fobia de un niño(a) impida su capacidad de funcionar diariamente, el niño(a) a veces no necesitará tratamiento con un profesional ya que con el tiempo la fobia desaparecerá.

Enfocándose en las ansiedades, los miedos y fobias de su hijo(a)


Intente contestar a las siguientes preguntas con honestidad:
¿Los miedos y el comportamiento que su hijo(a) demuestra son típicos de un niño(a) de su edad? Si la respuesta a esta pregunta es sí, es muy probable que los miedos de su hijo se resuelvan antes de que se conviertan en una causa para preocuparse. Esto no significa que la ansiedad debe ser ignorada u olvidada; en su lugar, debe ser considerada como un factor en el desarrollo normal de su hijo(a).
Muchos niños(as) experimentan miedos apropiados para su edad, como el miedo a la oscuridad. La mayoría de los niños(as), con el apoyo humano y quizás una lámpara nocturna, superaran este miedo. Sin embargo, si el problema continúa o si existe ansiedad frente a otros temas, la intervención puede que tenga que ser más intensiva.
¿Cuáles son los síntomas del miedo y cómo afectan al funcionamiento personal, social y académico de su hijo? Si los síntomas pueden ser identificados y considerados en base a las actividades diarias de su hijo(a), pueden hacerse ajustes para aliviar algunos de estos factores de tensión.
¿Parece el miedo poco razonable en relación a la realidad de las situaciones, y pudiera ser un signo de un problema más importante? Si el miedo de su hijo(a) parece estar fuera de proporción con lo que ocasiona su preocupación, esto puede ser una señal de que es necesaria la ayuda de un consejero, un psiquiatra o un psicólogo.
Es una buena idea que los padres busquen patrones de comportamiento. Si un incidente aislado se resuelve, los padres no deberían hacerlo más significativo de lo que fue. Sin embargo, si existe un patrón persistente o si surge uno que trascienda, usted debe intervenir. Si no lo hace, es posible que la fobia influya sobre su hijo más adelante.
Usted puede contactar con el doctor de su hijo(a) o con un profesional de la salud mental con la experiencia para trabajar con niños(as) y adolescentes.

Cómo ayudar a su hijo(a)

Los padres pueden ayudar a sus hijos(as) a desarrollar los elementos y la confianza en sí mismos para superar los miedos evitando que se conviertan en reacciones fóbicas. A continuación detallamos algunos consejos para que usted pueda ayudar a su hijo(a) con los miedos o ansiedades que pueda tener:

Reconozca que el miedo es real. Tan trivial como parezca, para su hijo(a) es real y está causando que sienta ansiedad y miedo.

 Ser capaz de hablar sobre el miedo ayuda - las palabras a veces le quitan el poder a los pensamientos negativos. Si usted habla acerca de ello, el miedo puede ser menos poderoso.

Nunca opine que el miedo es insignificante para forzar a su niño(a) a que lo supere. Decirle a su hijo(a), "¡No seas ridículo! ¡No hay monstruos en tu closet!" puede que haga que su hijo vuelva a la cama, pero no hará que el miedo desaparezca.

No se rinda ante los miedos. Si a su hijo no le gustan los perros, no cruce la calle a propósito para evitar encontrarse con un perro. 

Este comportamiento fortalecerá el pensamiento de que los perros deben evitarse. Brinde apoyo y demuestre protección a medida que se acerque con su hijo(a) al objeto o situación que genere temor.
Enseñe a su hijo(a) a cómo evaluar el miedo. 

Si su hijo(a) puede visualizar la intensidad del miedo en una escala del uno al 10, con el número 10 como el más fuerte, él o ella puede que "vean" al miedo con menos intensidad de lo que originalmente imaginaron. Los niños(as) más jóvenes pueden pensar en sentir miedo "hasta las rodillas" como algo no muy temido, "hasta el estómago" como algo más temido y "hasta la cabeza" como petrificado.

Enseñe a sus hijos(as) estrategias para hacer frente al miedo. Intente estas técnicas fáciles de implementar.

 Utilizándolo a usted como la "base” el niño(a) puede atreverse a acercarse al objeto temido y luego volver a acercarse a usted en busca de seguridad antes de volverse a cercar al objeto o situación temida. 

Los niños(as) también pueden aprender frases positivas sobre sí mismos(as) como por ejemplo "Yo soy capaz de hacer esto" y "Yo voy a estar bien," las cuales su hijo(a) puede repetirse a sí mismo(a) cuando sienta ansiedad. 

Las técnicas de relajación también ayudan, incluyendo la visualización (flotar sobre una nube o descansar en la playa, por ejemplo) y respirar profundamente (imaginando que los pulmones son globos y dejar que se desinflen lentamente).

La clave para resolver los miedos y las ansiedades es superarlas. Utilizando estas sugerencias, usted puede ayudar a que su hijo(a) lidie con las situaciones de la vida.

EL ESTRÉS EN LOS NIÑOS.


Los adultos, en su función de proveedores de atención y cuidadores, tienden a ver el mundo de los niños como feliz y despreocupado. Después de todo, los niños no tienen que trabajar ni que pagar cuentas; entonces, ¿de qué podrían preocuparse?
¡De muchas cosas! Incluso los niños muy pequeños tienen preocupaciones y sienten estrés en alguna medida. El estrés es una función de las demandas que tenemos y de nuestra capacidad para satisfacerlas.

Fuentes de estrés

Las presiones a menudo provienen de fuentes externas (como la familia, los amigos o la escuela), pero también pueden surgir de la persona. La presión que nos imponemos puede ser muy significativa, porque a menudo hay una discrepancia entre lo que creemos que debemos estar haciendo y lo que hacemos realmente en nuestras vidas.

El estrés puede afectar a cualquier persona que se sienta abrumada, incluso a los niños. En los niños en edad preescolar, el hecho de separarse de sus padres puede ocasionarles ansiedad. A medida que los niños crecen, las presiones académicas y sociales (en especial, la tarea de "encajar") crean estrés.
Muchos niños están muy ocupados y no tienen tiempo para jugar de manera creativa o relajarse después de la escuela. Los niños que se quejan de la cantidad de actividades en las que participan o se niegan a asistir a ellas pueden estar dando a entender que están demasiado atareados.

Hable con sus hijos acerca de cómo se sienten respecto de sus actividades extracurriculares. Si se quejan, conversen sobre los pros y los contras de dejar una actividad. Si no es posible que la dejen, analice maneras de ayudar a organizar el tiempo y las responsabilidades de su hijo a fin de que no le generen tanta ansiedad.

El estrés de los niños

No sólo puede aumentar por lo que sucede en su propia vida. ¿Sus hijos escuchan cuando usted habla sobre sus problemas en el trabajo, se preocupa por la enfermedad de un pariente o discute con su cónyuge sobre problemas económicos? Los padres deben tener en cuenta la manera en que hablan sobre estos problemas cuando sus hijos están cerca, porque los niños reconocerán la ansiedad de los padres y comenzarán a preocuparse.

Las noticias del mundo pueden causar estrés. Los niños que ven imágenes perturbadoras por televisión o que escuchan hablar sobre desastres naturales, guerra y terrorismo pueden preocuparse por su propia seguridad y la de las personas que quieren. Hable con sus hijos acerca de lo que ven y escuchan, y controle lo que ven por televisión, de modo de ayudarlos a entender lo que sucede.

También debe tener en cuenta los factores agravantes, como una enfermedad, la muerte de un ser querido o un divorcio, que cuando se suman a las presiones cotidianas que los niños enfrentan, magnifican el estrés. Incluso el divorcio más cordial puede ser una experiencia difícil para los niños, debido a que su sistema básico de seguridad —su familia— atraviesa un cambio complicado. Los padres separados o divorciados nunca deben colocar a los hijos en una posición en la que deban elegir un lado, ni exponerlos a comentarios negativos sobre el otro cónyuge.

AYUDANDO A SU HIJO O HIJA DURANTE EL DIVORCIO.



Miles de niños sufren el estrés del divorcio de sus padres cada año.

 La forma en que reaccionan depende de su edad, personalidad y las circunstancias concretas del proceso de separación y divorcio.
Todo divorcio tiene repercusiones sobre los niños implicados; muchas veces su reacción inicial es de conmoción, tristeza, frustración, enfado o preocupación. 

Pero los niños también pueden salir de un proceso de divorcio más preparados para afrontar el estrés y muchos de ellos se convierten en jóvenes más flexibles y tolerantes.

Entre las principales cosas que ambos padres pueden hacer para ayudar a su hijo a atravesar este difícil período, figuran las siguientes:

Mantener los conflictos, riñas y discusiones acaloradas, así como los comentarios sobre los aspectos legales del divorcio al margen de los hijos.

Reducir al mínimo la alteración de las rutinas cotidianas del niño.
Restringir la negatividad contra el otro, así como el resentimiento y la tendencia a echarle la culpa, a las sesiones de terapia y las conversaciones con amigos que se mantengan fuera de casa.
Asegurarse de que ambos padres siguen implicados en la vida del niño.
La mayoría de adultos que atraviesan un proceso de separación y divorcio necesitan apoyo, de amigos, profesionales de la salud mental, religiosos y parientes.

 No busque apoyo en su hijo, incluso aunque parezca estar dispuesto a ofrecérselo.
Darle la noticia

En cuanto esté seguro de sus planes, hable con su hijo sobre su decisión de separarse. Aunque no existe una manera fácil de dar la noticia, de ser posible, intente que ambos (usted y el otro progenitor) estén presentes durante la conversación. 

Es importante dejar a un lado los sentimientos de enfado, culpa o remordimiento. Antes de hablar con su hijo, practique cómo se lo va a decir sin alterarse ni enfadarse durante la conversación.

Aunque la conversación sobre el divorcio debe adaptarse a la edad, grado de madurez y temperamento del niño, asegúrese de trasmitirle a su hijo un mensaje fundamental: lo que ha ocurrido es un asunto entre su madre y su padre y él no es en absoluto culpable de lo ocurrido. 
La mayoría de los niños se sienten culpables incluso después de que los padres se lo nieguen. Por eso es básico que los padres insistan en esta afirmación para tranquilizar al niño.

Explique a su hijo que a veces la forma de quererse de los adultos experimenta cambios o que usted y su pareja no pueden ponerse de acuerdo en cosas importantes y, por lo tanto, tienen que vivir separados. 
Pero recuerde que los hijos y los padres están unidos de por vida, sea por nacimiento o por adopción. Los padres y los hijos a menudo están en desacuerdo en un montón de cosas, pero eso forma parte del ciclo de la vida: padres e hijos no dejan de quererse ni se divorcian nunca.
Facilite a su hijo suficiente información a fin de que esté preparado para los cambios que van a tener lugar en su vida. Intente responder a sus preguntas de la forma lo más sincera posible. 

Recuerde que los hijos no necesitan conocer todos los motivos que hay detrás del divorcio (sobre todo, si eso implica culpar a uno de sus progenitores). Basta con que entiendan qué es lo que va a cambiar en su vida cotidiana e, igual de importante, qué es lo que no va a experimentar cambio alguno.

Si su hijo es muy pequeño, lo mejor es explicárselo todo con palabras sencillas. Podría decirle algo como: "Papá y mamá van a vivir en casas diferentes para que no se peleen tanto, pero los dos te queremos mucho.".
Es posible que los niños mayores y los adolescentes sean más conscientes de la situación que están atravesando sus padres y tengan más preguntas basadas en las discusiones y peleas que han escuchado.