- Ejerce Disciplina positiva, poniendo límites a determinadas conductas.
Los niños y niñas necesitan saber lo que pueden y no pueden hacer. Esto les aporta seguridad. Están aprendiendo como deben comportarse y en determinados momentos no saben cuáles son las conductas y actitudes adecuadas.
Por ejemplo, cuando el pequeño se enfada y pega a otros niños: le diremos claramente “no se pega” y le ofreceremos otra alternativa, para que sepa lo que tiene que hacer “si estas enfadado por algo se lo dices a tu amiguito, le dices lo que quieres o te gustaría”.
- Establece Normas claras, sencillas y consensuadas.
Las normas deben ser claras, sencillas y consensuadas por todos. Las normas no deben ser vistas como una imposición, sino como unas reglas que todos debemos cumplir para una convivencia tranquila y feliz. Por ello debemos establecer las normas entre todos. Estas normas también deben ser claras y sencillas, es decir si algo no se puede hacer, no se puede hacer nunca, una norma que a veces es obligatoria y otras veces no lo es, lleva a que los pequeños no la comprendan y piensen que se la pueden saltar.
- Refuerza el buen comportamiento.
No solo debemos prestar atención a los niños y niñas cuando nos desobedezcan o se porten mal, si hacemos esto, ellos llamarán nuestra atención con estas conductas.
Es importante señalarles lo que hacen bien, decirles lo contentos que estamos cuando han obedecido y prestarles atención.
- Flexibilidad y autoridad democrática.
En importante que los pequeños comprendan el sentido de las reglas, para ello están no deben ser vistas como una imposición porque si. Para ello dialoga con ellos, escúchales y llega a acuerdos. A veces es bueno ceder en algo, les damos capacidad de elección.
Por ejemplo si quiere elegir la ropa que quiere ponerse le dejamos, si quiere elegir la comida o la hora de irse a dormir no le dejamos hacerlo.
- Cuando la norma no se cumpla y el niño o niña desobedezca, actúa rápida e inmediatamente.
No entres en discusiones y peleas, simplemente no permitas que se salga con la suya. Por ejemplo: Le pedimos al niño que apague la tele y vaya a su cuarto a dormir, se niega a hacerlo. Simplemente apagamos la tele y le llevamos a su cuarto. Si llora o se queja, no entramos con él en una discusión o pelea, le decimos que es lo que hay que hacer, le tratamos con cariño y atención, pero no entramos en la lucha.
Debemos intentar que el pequeño se calme.
El castigo sólo hará que se enfade más y que nos desespere más a nosotros. Usaremos entonces el tiempo fuera, le llevamos a un lugar agradable para pensar, donde se sienta a gusto y le facilite de esta forma la relajación. Si se niega, seremos nosotros los que nos vayamos a otro lugar, haciendo el tiempo fuera, le damos ejemplo y nos calmamos también.
- Dale Cariño, y se comprensivo.
Debemos comprender la edad y etapa por la que pasan los pequeños, ser conscientes de que están formando su identidad.
No desesperar y entenderlos, a fin de cuentas los adultos somos nosotros.
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